El ex primer ministro de Italia y expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha lanzado una advertencia clara a los líderes europeos: Europa debe dejar de mirar a Estados Unidos y centrarse en reformar su propio modelo económico. En un artículo publicado en el Financial Times, el economista sostiene que el continente se ha impuesto a sí mismo barreras comerciales que están obstaculizando su crecimiento mucho más que cualquier medida proteccionista adoptada por Washington.
Según Draghi, las últimas semanas han evidenciado las fragilidades económicas de Europa, con un crecimiento estancado a finales de 2024 y un panorama incierto ante los aranceles planteados por la administración estadounidense. No obstante, el problema de fondo es mucho más profundo: la propia regulación interna europea ha creado barreras comerciales equivalentes a un arancel del 45% para las manufacturas y del 110% para los servicios, de acuerdo con estimaciones del FMI.
El ex primer ministro italiano subraya que el comercio dentro de la Unión Europea es menos dinámico de lo que debería ser, situándose en menos de la mitad del volumen comercial que se da entre los distintos estados de EE.UU. Esta situación, según Draghi, limita la capacidad de crecimiento de las empresas europeas y reduce su competitividad a nivel global.
Además, resalta que las normativas excesivas afectan especialmente a los sectores más innovadores, como las tecnologías digitales y los servicios. Mientras Europa mantiene altas barreras regulatorias internas, ha permitido al mismo tiempo una reducción de las protecciones externas, dejando la economía del continente en una posición de debilidad frente a la globalización.
Otro de los factores que, según Draghi, está lastrando el desarrollo europeo es la falta de estímulo a la demanda interna desde la crisis de 2008. La escasa reacción ante este problema ha provocado un débil crecimiento de la productividad y ha generado desequilibrios entre oferta y demanda.
El economista defiende que una eliminación progresiva de estas restricciones ayudaría a los sectores innovadores a expandirse y permitiría una mayor integración del mercado interno europeo sin necesidad de recurrir a medidas proteccionistas. A su juicio, es posible redirigir la demanda hacia el consumo interno sin imponer barreras comerciales, sino adoptando un enfoque más estratégico.
Para Draghi, las soluciones pasan por un uso más proactivo de la política fiscal, junto con un cambio de mentalidad en la gestión económica del continente. Insta a abandonar la visión individualista de los países europeos y a enfocarse en políticas económicas que prioricen el bienestar colectivo, en lugar de medidas aisladas que benefician solo a ciertos sectores o Estados miembros.