Una encuesta del instituto CSA ha revelado que el 75% de los franceses se oponen a la idea de incentivar que inmigrantes ilegales se establezcan en zonas rurales. Este rechazo masivo se refleja en todas las categorías demográficas, con diferencias notables según género, edad, situación social y orientación política.
Las mujeres muestran una oposición ligeramente superior (76%) en comparación con los hombres (72%). En cuanto a las franjas etarias, los ciudadanos de entre 50 y 64 años lideran la resistencia con un 79%, seguidos de cerca por los jóvenes de 18 a 24 años (77%) y los adultos de 35 a 49 años (76%).
El rechazo también varía según la clase social. Las categorías populares (CSP-) son las más contrarias a la iniciativa, con un 81% de respuestas negativas. Les siguen los inactivos con un 73% y los CSP+ (clase más alta), con un 70%. Los residentes de áreas rurales son los que más se oponen: el 82% de los encuestados en estas zonas rechaza la idea, superando considerablemente la media nacional.
La encuesta también pone de manifiesto diferencias ideológicas. En la izquierda, los simpatizantes ecologistas encabezan la oposición con un 67%, mientras que los del Partido Socialista y La Francia Insumisa alcanzan el 61% cada uno. En la derecha, la postura es aún más marcada: el 79% de los votantes republicanos se muestran contrarios, cifra que asciende al 93% entre los seguidores de Agrupamiento Nacional.
Este sondeo sale a la luz tras las declaraciones de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, quien afirmó recientemente que la «ruralidad idealizada» compuesta por «franceses nativos» no existe. En su discurso, hizo un llamamiento a los habitantes de origen inmigrante de las periferias urbanas para que se trasladen al campo, en lo que denominó «la nueva Francia».