«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La palabra 'censura' es una palabra tabú en este mundo

El Europarlamento pide aumentar la censura en las redes sociales

Como censura es una palabra tabú en este mundo que lleva siglos glorificando la libertad de expresión, uno tiene que leer entre líneas para traducir el lenguaje orwelliano de los comunicados políticos, pero no es difícil. Así, cuando uno entra en la web del Parlamento Europeo y lee un comunicado que empieza con esta frase, «El Parlamento pide una estrategia coordinada para aumentar la resiliencia de la UE frente a la interferencia extranjera y la manipulación de la información y proteger las elecciones europeas de 2024″, ya entiende que está pidiendo mayor censura en redes sociales.

Después de todo, a Biden le funcionó. La administración demócrata ha conseguido que las grandes plataformas impongan una férrea censura en cuanto al posible fraude electoral de las pasadas presidenciales, el covid, las vacunas, la guerra en Ucrania e incluso el contenido explosivo del portátil de Hunter Biden, no está mal. Y todo justificadísimo en la lucha contra la desinformación.

La nota de Bruselas concluye que el Parlamento «quiere una estrategia coordinada de la UE para incluir nuevas iniciativas junto con una mejor aplicación de las disposiciones existentes, y pide una financiación adecuada para abordar la desinformación y defender los procesos democráticos. Los eurodiputados solicitan a la Comisión que desarrolle un Paquete de Defensa de la Democracia efectivo junto con legislación para contrarrestar las amenazas híbridas en la UE, teniendo en cuenta las propuestas de la Conferencia sobre el Futuro de Europa. También quieren un órgano permanente del Parlamento Europeo para monitorear y combatir la interferencia extranjera». ¿Hace falta traducirlo?

Hay partidos en Bruselas que ya lo han hecho. Tom Vandendriessche, del partido flamenco Vlaams Belang, ha alegado que el continuo esfuerzo por institucionalizar la censura en redes sociales es un intento de restaurar el control casi absoluto que el gobierno y los grandes medios tuvieron en su día sobre el discurso público. Vanderdriessche hacía referencia a un informe sobre la llamada «injerencia extranjera» votado por el Parlamento Europeo el pasado jueves.

Pero lo de la «injerencia extranjera», argumento muy socorrido desde hace siglos, no explica la ofensiva oficial contra los disidentes en aspectos que no tienen nada que ver, aparentemente, con esa injerencia, como el escepticismo ante la versión oficial de la emergencia climática. ¿Eso será parte de los planes para «contrarrestar la desinformación» que piden los europarlamentarios, que exigen de la Comisión crear el llamado «código de buenas prácticas» para controlar el discurso de los funcionarios y organismos públicos?

«Con este texto, el Parlamento Europeo también lanza un ataque frontal a las redes sociales y la libertad de expresión«, explicó Vandendriessche en un comunicado enviado al portal norteamericano Breitbart News, en el que advertía que la UE estaba utilizando en última instancia los temores que rodean la desinformación para «deslegitimar verdades desagradables».

«Las verdaderas noticias falsas son fácilmente refutadas por el libre debate, la libre recopilación de información y el juicio personal del ciudadano», dijo. «El uso generalizado de Internet y las redes sociales sin duda resultó en una explosión de noticias cuestionables de todo tipo».

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