«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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El Gobierno de Starmer declara la guerra a los británicos blancos con la ayuda de bandas musulmanas armadas

Keir Starmer. Europa Press

Hace tiempo que se habla, y se sabe, de la doble vara de medir que los gobiernos occidentales aplican a las protestas ciudadanas según sean de izquierdas o de inmigrantes, o sean de ciudadanos exasperados por los desmanes del régimen. A los primeros, como sucedió en Estados Unidos con las violentas marchas de Black Lives Matter con la excusa de la muerte de George Floyd, se les deja vía libre para la destrucción y el pillaje, mientras que contra los primeros, como vimos en las protestas contra Macron en Francia, se emplea una fuerza salvaje.

Pero en Gran Bretaña todo esto se ha hecho siniestramente explícito. El reciente anuncio del primer ministro británico, Keir Starmer, sobre la respuesta del Gobierno a las protestas es revelador. En pocas palabras, a los británicos supuestamente de «extrema derecha» no se les permite salir a la calle u opinar libremente en las redes sociales, mientras que las bandas de inmigrantes musulmanes armados y los antifa aparentemente son libres de hacer lo que les plazca.

No es de extrañar que las autoridades del Reino Unido también hayan pedido un «confinamiento al estilo covid» para controlar a los patriotas británicos, con lo que parecen, además, reconocer implícitamente que los confinamientos en pandemia nunca tuvieron como objetivo proteger la salud pública, sino que fueron una prueba para ver con qué eficacia podían subyugar a la población.

Además, el Gobierno británico ahora está universalizando el uso de programas de «reconocimiento facial» y la tecnología «precrimen» para apuntar a los grupos que se oponen a la inmigración masiva. Y si eso no fuera suficiente, el primer ministro también ha amenazado a las plataformas de redes sociales.

Las proclamas de Starmer han envalentonado a las bandas de inmigrantes violentos y a los grupos musulmanes armados que salen a la calle para «cazar» blancos al azar. Los inmigrantes explican estas batidas como un medio para «afirmar su dominio» sobre el territorio. No hay ni que decir que Starmer apenas ha mencionado la existencia misma de las bandas de inmigrantes que ahora patrullan las calles de los barrios del Reino Unido y se ha centrado únicamente en los manifestantes británicos indígenas.

Los inmigrantes pueden permitirse estas acciones porque las autoridades han dejado muy claro que procesarán a los británicos que traten de organizarse para defenderse de estos ataques. Las bandas de inmigrantes, que se autodenominan «Liga de Defensa Musulmana», acechan las ciudades británicas con impunidad. Cuando estas bandas cometen actos delictivos, hay pocos agentes de Policía a la vista, o ninguno. Cuando la Policía se encuentra con ellas, tranquiliza a los inmigrantes diciéndoles que las autoridades están ahí para protegerlos.

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