«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Se celebra la segunda vuelta de los comicios presidenciales

Elecciones en Rumanía: entre el despertar nacional y soberanista, y el continuismo globalista

Protestas en Rumanía.

Este domingo 18 de mayo, Rumanía se enfrenta a una encrucijada histórica: la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales marcadas por la confrontación entre el soberanismo y el continuismo globalista. El líder de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), George Simion, parte como favorito tras obtener un 40,9% de los votos en la primera vuelta, frente al 20,9% del centrista pro-UE Nicușor Dan.

La campaña de Simion ha canalizado el hartazgo popular frente a las élites corruptas y las injerencias extranjeras que han socavado la soberanía nacional. Su ascenso se produce tras la anulación de las elecciones de 2024 por supuesta injerencia rusa a favor del ganador de los comicios, Calin Georgescu, en un proceso que dejó al descubierto la fragilidad institucional del país y la manipulación del gobierno, también respaldada por Bruselas y sus satélites ideológicos.

Simion ha sido demonizado por los medios occidentales, que lo tildan de «ultraderechista» o «negacionista», mientras que su rival, Dan, representa el continuismo tecnocrático de Bucarest alineado con Bruselas. El establishment europeo teme que una victoria de Simion refuerce el eje soberanista que ya lideran Viktor Orbán en Hungría y Giorgia Meloni en Italia.

La minoría húngara —representada en la Unión Democrática Magiar de Rumanía (UDMR)— puede ser clave en el resultado de los comicios. Ha sido cortejada por Simion, quien ha asegurado que muchas de las posiciones del dirigente húngaro «se convertirán en política estatal en Rumania«. Por su parte, Orbán ha asegurado que no apoyarán «ninguna forma de aislamiento político contra Rumanía o sus dirigentes». «Los rumanos pueden contar con los húngaros en su lucha por la cristiandad y la soberanía«, ha afirmado.

La dimisión del primer ministro Marcel Ciolacu, tras el fracaso de su coalición en la primera vuelta, ha dejado al país en manos de un gobierno interino liderado por Catalin Predoiu, sin respaldo parlamentario sólido. Esta crisis institucional refleja el colapso del sistema tradicional y la necesidad de una regeneración política basada en valores nacionales.

Rumanía, con su posición estratégica en el flanco oriental de Europa y su profunda herencia cristiana, puede convertirse en un bastión contra la ingeniería social del globalismo y en un ejemplo para otras naciones que buscan recuperar su soberanía. La elección de este domingo no sólo definirá el futuro del país, sino que puede enviar un mensaje claro al mundo: los pueblos de Europa están despertando.

+ en
Fondo newsletter