«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La violencia toma Francia: dos lesbianas, apaleadas en una 'no-go zone'

 

Una pareja de lesbianas fue atacada en el suburbio parisino de Val-d’Oise.


Una pareja de lesbianas fue atacada por un grupo de musulmanes en el barrio parisino de Val-d’Oise, uno de los más conflictos de la capital. Las dos jóvenes fueron abordadas por el grupo de radicales que comenzaron a propinarles golpes y a tirarles de la ropa.
El parisino Le Figaro ha desvelado que siete hombre, todos ellos menores de edad, fueron arrestados posteriormente en la estación Conflans-Sainte-Honorine. Hace unas semanas, los conductores del metro de París anunciaron su decisión de no detenerse en ciertas estaciones debido al alto nivel de delincuencia y consumo de drogas que se registra en esos lugares: “No son zonas seguras para los profesionales y tampoco para los viajeros”, sentencian.
Los conductores que trabajan para la Régie Autonome des Transports Parisiens (RATP), la compañía de transporte público de París, aseguran que varias estaciones del norte de la capital están sumidas en el caos y denuncian la existencia de “bandas raciales” que representan un “verdadero peligro”.
El sindicato RATP UNSA señala las estaciones de Marcadet Poissonnier y Porte de la Chapelle como las más problemáticas. Esta última se hizo famosa hace un par de años cuando, durante la crisis de refugiados, se convirtió en el lugar escogido por los recién llegados para montar su campamento. Su desalojo causó graves incidentes en la zona.
“El número de episodios violentos se ha multiplicado durante los últimos meses”, explican los maquinistas, que han mantenido encuentros con representantes de la policía local para tratar una situación que “parece no tener remedio”. La pasada semana enviaron sendas misivas al ministro del Interior, Gerarl Collomb, y a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para estudiar un plan de acción. Sin embargo, no han obtenido respuesta.
No es la primera vez que estas zonas son señaladas por las autoridades como lugares peligrosos. El servicio de mensajería francés Chronopost cesó el reparto de paquetes en ciertos barrios ante el peligro que suponía para el personal contratado por la empresa.
Los suburbios más poblados por inmigrantes al norte de París han sido considerados zonas de exclusión, la violencia y el crimen ha comenzado a extenderse hacia el centro de la capital en los últimos años. En muchas de esas calles la policía no se atreve a entrar y es el lugar idóneo para la aplicación de la sharia a manos de los radicales. De hecho, los imanes operan con total impunidad enseñando su particular visión del islam que, en muchas ocasiones, clama por atentar contra los infieles.

El cambio de Macron

A Emmanuel Macron hay que reconocerle el mérito de ser capaz de rectificar las ideas que vertebraban su programa electoral prácticamente sin pestañear. El presidente francés llegó al Elíseo tras vencer a Marine Le Pen en unos comicios donde contó con el apoyo del establishment, el socialismo y buena parte de la derecha. Muchos conservadores justificaron su apoyo al globalista en el peligro que significaba la llegada del Frente Nacional al poder.
Aunque el programa de Macron estaba basado en los principios que habían vertebrado el mandato de François Hollande, la realidad finalmente terminó imponiéndose. El presidente se encontró con un país en una situación bastante más complicada de lo que había previsto, tal y como había repetido hasta la extenuación Le Pen en campaña. Los problemas de seguridad era evidentes y los fondos no alcanzaban para paliar la situación, el islamismo radical había tomado zonas importantes de las principales ciudades y los campos de refugiados se habían convertido en espacios francos para la delincuencia y la trata de personas.
Macron decidió dar un golpe de efecto y reformó el sistema de seguridad. El Parlamento francés aprobó a comienzos de octubre la nueva ley que incorpora al derecho ordinario varias medidas excepcionales para el combate contra el terrorismo. Al igual que durante el estado de emergencia, el Gobierno puede limitar los movimientos de personas que se considere que tienen vínculos con organizaciones terroristas, una medida que afecta en la actualidad a 41 personas.
Esta misma semana, el ministro de Interior, Gérard Collomb, anunció la puesta en marcha de una iniciativa que va a reducir el periodo de tramitación de las demandas de asilo a un máximo de seis meses con el objetivo de proteger mejor a los refugiados pero también para agilizar las expulsiones de los inmigrantes económicos sin papeles y disminuir el número de ese tipo de solicitudes.
 
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