Lo contábamos aquí mismo hace unos días: la última encuesta de YouGov sitúa a la AfD con el 24%, y a la CDU con solo el 26%. El sorpasso está a la vuelta de la esquina, alentado por las traiciones del próximo canciller democristiano Friedriech Merz sobre sus promesas electorales. Esto ha llevado al líder de la victoriosa CDU a plantearse medidas para endurecer la política alemana de inmigración.
Nada dramático, por supuesto: ni cierre de fronteras ni deportaciones masivas. Pero ya los dos partidos de la más que probable gran coalición que gobernará Alemania, demócratas cristianos (CDU y CSU) y socialdemócratas (SPD), estudian una política de inmigración más estricta, principalmente en un intento de contrarrestar la creciente popularidad de Alternativa para Alemania (AfD).
Según adelanta el medio húngaro Hirado, entre las medidas que se plantean están un aumento significativo en la capacidad de detención de inmigrantes en espera de deportación, suspender por dos años el programa de reunificación familiar para inmigrantes, ampliar la lista de países seguros para incluir a Argelia, India, Marruecos y Túnez, lo que permitirá deportar a inmigrantes, nuevas leyes de deportación de inmigrantes condenados y la abolición de la asistencia jurídica obligatoria antes de la deportación.
El acuerdo marcaría la política migratoria más estricta de Alemania en décadas. Pero está por ver que se alcance un acuerdo entre los miembros de la coalición. El SPD ya ha rechazado la propuesta democristiana de establecer centros en el extranjero encargados de procesar las solicitudes de asilo y los migrantes que regresan.
En cualquier caso, estas medidas quedan a años luz de lo que demanda Alternativa para Alemania, que quiere deportaciones masivas y un cierre total de las fronteras, algo que tanto el SPD como la CDU han afirmado que no ocurrirá. Además, AfD busca una moratoria total a la inmigración durante cinco años.
