«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
los socialistas sólo ganan en viena

Las claves de la victoria del FPÖ: votantes de la abstención y trasvase procedente del PP austriaco

El líder del FPÖ, Herbert Kickl, celebra los resultados de las elecciones junto a otros miembros del partido. Europa Press

La izquierda es una especie en extinción en Austria. Los resultados definitivos de las elecciones al Parlamento federal del pequeño país (con 80.000 kilómetros cuadrados y nueve millones de habitantes tiene nueve estados, con sus parlamentos) muestran una hegemonía del partido identitario FPO y del centrista OVP.

En el mapa de los distritos electorales, sólo aparecen unos islotes rojos del SPO. Viena y otras ciudades, como Innsbruck, Graz y Linz están rodeadas de amplios territorios con el azul del FPO y el turquesa del ÖVP. Otra vez, se comprueba el enfrentamiento que el globalismo ha provocado en las naciones: las urbes contra el campo y las capitales de provincia.

En las elecciones celebradas el domingo 29, la participación subió casi dos puntos, pero los socialistas sólo captaron 14.000 nuevos votantes respecto a las de 2019. Encima, en varias de las ciudades donde quedó primera la lista del SPO lo hizo por muy poco. En Graz, el segundo municipio más populoso, los socialistas superaron al OVP por 1.100 papeletas; y en Innsbruck, la quinta, la distancia con el segundo, el FPO, fue de menos de 800. En Salzburgo, la cuarta, venció el OVP; y en la sexta, Klagenfurt, lo hizo el FPO.

Las únicas ciudades donde la victoria socialista ha sido amplia han sido Linz, la tercera capital, en la que el SPO ha sacado casi 7.000 votos de ventaja al FPO, y la capital nacional. En Viena, donde reside el 20% de la población del país, los socialistas han obtenido su mejor resultado por distritos, con casi un 30% del voto; pero sumando a los Verdes (12,2%) y los comunistas (3,8%), las izquierdas rebasan a duras penas un 45%. A esto se ha reducido la llamada Viena roja.

El FPO ha penetrado con fuerza en la capital. Ha quedado segundo, con un 20,7%, cerca de su media nacional, y ha ganado uno de los 21 distritos en que está dividida Viena. El Partido Popular ha obtenido un 17,4% y ha vencido en tres distritos.

En las elecciones de 2019, el partido más votado fue el OVP, con un 37,5%; y el segundo, el SPO, con un 21,2%. La última vez que ambos partidos sumaron el 70% fue en 2006. Desde entonces, el habitual sistema de partidos austriaco se ha desmoronado, con nuevas formaciones que revelan el desencanto social. La derecha del FPÖ ha pasado en este lustro de un 16,2% a casi un 29%.

Los asuntos más debatidos en la campaña han sido la inflación y la «emergencia climática» por el empobrecimiento que causan; la guerra de Ucrania, en la que sólo el FPÖ se aparta del apoyo casi incondicional de populares, socialistas, verdes y liberales a Kiev; la inmigración y la delincuencia; y las medidas tomadas durante la pandemia de covid. El líder de la derecha, Herbert Kickl, resumió el programa de su partido con el eslogan ‘Fortaleza Austria’.

Las transferencias de voto muestran que el FPO, que en el Parlamento Europeo se encuentra en el mismo grupo que VOX, ha crecido gracias, primero, a ciudadanos desencantados con el OVP, que ha gobernado en estos cinco años en coalición con los ecologistas y ha tenido tres cancilleres, y a abstencionistas que han dejado de serlo.

Al otro partido de la alianza, los Verdes, que volvían a presentar a quien es vicecanciller, Werner Kloger, le ha abandonado un 40% de su electorado, casi 270.000 votantes. La mitad de éstos han optado por el SPÖ, seguramente movilizados por las consignas de «parar a la extrema derecha» que siempre benefician a los socialistas, sea en España o en Suecia.

Con sus 51 escaños, el PP austriaco, dirigido por el canciller Karl Nehammer, es la clave para formar gobierno, ya que puede escoger a los soberanistas (57) o a los socialistas (41) y, además, en años pasados formó coaliciones sucesivas con ellos.

Aunque quede fuera del gobierno, el FPO sale de estas elecciones como el primer partido de Austria: ha quedado primero en casi la mitad de los dos mil municipios del país; es el preferido por los ciudadanos entre los 16 y 59 años (en la franja de 35 a 59 años salta al 37%); y ya recibe tanto voto femenino como masculino. En cambio, entre los mayores de sesenta años, el primer partido es el popular y, después, el socialista.

Como último dato llamativo, AfD alcanzó en Turingia hace unos días la condición de primer partido con casi un 33% del voto. El FPO en el estado de Carintia, limítrofe con Italia y Eslovenia, lo es con un 38%. Con un Partido Socialista fuerte, España es una excepción en la Unión Europea.

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