El Gobierno del Reino Unido que lidera el laborista Keir Starmer está siendo objeto de críticas después de que se haya revelado que ha enviado una delegación formada por 470 personas a la cumbre de la ONU sobre el cambio climático que se celebra en Azerbaiyán.
La realidad es que, en nombre de la lucha contra la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, la delegación británica ha generado una enorme huella de carbono durante estos días, que además ha costado millones a los contribuyentes británicos.
En concreto y según ha revelado The Mail On Sunday, el Reino Unido ha enviado a Bakú 470 delegados, frente a los 405 de Estados Unidos, los 111 de la India, los 437 de Italia, los 325 de Alemania y los 115 de Francia. Teniendo en cuenta los 4.000 kilómetros que separan esta ciudad de Londres, la delegación británica ha acumulado un total de 2,3 millones de millas aéreas en viajes para todos los representantes. Como cada vuelo de ida y vuelta emite al menos 0,7 toneladas de CO2 por pasajero, la huella de carbono del total de vuelos de la delegación asciende a al menos 338 toneladas de CO2.
Este coste ambiental y financiero se produce a pesar de que la Cumbre «ya no es adecuada para su propósito«, según han reconocido ex altos cargos de la ONU, y de que los líderes de algunos de los países más contaminantes del mundo, incluido el todavía presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino Xi Jinping, hayan rechazado acudir al evento.
Por su parte, el primer ministro Starmer ha aprovechado la COP29 para anunciar objetivos verdes más ambiciosos, como reducir la emisión de gases invernaderos en un 81% para 2035 con respecto a los niveles de 1990, un plan que, según advierten los críticos, no puede realizarse sin reducir de forma drástica el consumo de carne o reemplazar la mayoría de las calderas de gas del país. Starmer ha dado así un volantazo a la política climática en el país, después de que el anterior primer líder del Ejecutivo, Rshi Sunak, rebajase las expectativas sobre este asunto.
Incluso los líderes del Partido Laborista han criticado el tamaño de la delegación enviada a Azerbaiyán. El diputado y exministro Graham Stringer ha calificado el evento como «un símbolo de la hipocresía de la política de cero emisiones netas«. «Hay más aviones privados y grandes que van a Bakú que a cualquier otro lugar en este momento. Es un completo desperdicio de dinero», ha agregado.
Por su parte, el diputado reformista Richard Tice ha denunciado que la COP29 es «el Everest de la hipocresía«. «Los funcionarios del sector público han desperdiciado millones de libras en unas vacaciones glorificadas de cero emisiones netas. Podría entender que 30 o 40 personas fueran, pero diez veces esa cantidad es absolutamente absurdo», ha afirmado.
Los datos del sitio web de seguimiento de vuelos FlightRadar24 han revelado que 65 aviones privados aterrizaron en Bakú en los días previos al inicio de la cumbre, más del doble que en la misma semana del año pasado.