Southport, el pueblo costero inglés en el que fueron asesinadas tres niñas, sigue conmocionado casi dos semanas después del crimen. Esta localidad del Norte de Liverpool, conocida hasta hace poco por sus balnearios y atracciones, se ha convertido en indeseada protagonista de la actualidad política después de que Axel Rudakubana, un inmigrante de segunda generación, acabara con la vida de tres pequeñas de 6, 7 y 9 años, en lo que la Policía local calificaba como un ataque «feroz».
Las menores fueron apuñaladas mientras participaban en un taller de baile ante sus padres. Elsie y Alice murieron en el acto. El 30 de julio las autoridades confirmaron también el fallecimiento de Bebe, a la que los médicos no pudieron salvar la vida. El triple homicidio ha prendido en todo el Reino Unido una chispa de indignación ante el aumento de la inseguridad por las políticas de los sucesivos gobiernos los últimos años, especialmente en lo referido a inmigración descontrolada.
Según los últimos datos de la Oficina de Estadísticas británica, correspondientes a 2022, Reino Unido recibió en tan sólo doce meses 606.000 nuevos inmigrantes. Lejos quedan las promesas políticas a favor del Brexit que auguraban una reducción drástica de la inmigración. En Southport, muchos de sus casi 95.000 habitantes siguen recordando a diario a las niñas asesinadas a manos de Rudakubana. Sin embargo, las protestas anti-islam que aquí se sucedieron el 31 de julio, parecen ahora lejanas.
La represión desatada por el nuevo Ejecutivo de Kier Starmer se ha encargado de que las declaraciones de los vecinos de bebe, Elsie y Alice se centren sólo en recordar a las niñas. Prácticamente nadie en el pueblo se atreve a relacionar inmigración y delincuencia y se limitan a hablar de «mano dura con los criminales».
El altar homenaje a las menores muertas sigue creciendo diariamente. Este domingo, desde primera hora, centenares de personas han acudido a colocar flores frescas junto a las fotos, dibujos y velas que recuerdan a las niñas. Algunos de los que fueron sus compañeros las han homenajeado con peluches de Peppa Pig y de princesas. En la plaza de The Atkinson, uno de los centros culturales más importantes de la ciudad, resulta imposible no emocionarse entre los mensajes colocados por familiares, amigos y desconocidos llegados desde todo el país, e de incluso Irlanda y Escocia. Muchos recuerdan también a las otras niñas apuñaladas, ocho en total. Algunas se debaten todavía entre la vida y la muerte.
Muy cerca de The Atkinson, las campanas de una iglesia anglicana repican también desde muy temprano en memoria de las víctimas, en inmenso contraste con el silencio que envuelve Southport.
