«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artĂ­culo se publicĂł en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de FundaciĂłn Disenso.

Las lagunas de seguridad en Francia: un terrorista del 13-N continĂșa libre

 

El Estado de Emergencia continĂșa vigente, pero las autoridades no logran dar con el yihadista encargado de coordinar al resto de terroristas la noche del 13 de noviembre de 2015.

Francia tiene un grave problema de seguridad. Un terrorista implicado en la preparación de los atentados yihadistas del 13 de noviembre de 2015 en París y en el ataque dos meses antes en un tren entre Bruselas y París sigue libre y no ha sido identificado, reveló «France Inter».

Este hombre, del que se conoce su alias, Abou Walid, estuvo en contacto con quien se considera el coordinador de la masacre del 13 de noviembre de 2015, Abdelhamid Abaaoud, al que llevĂł desde Siria a Europa.

TambiĂ©n se sabe, segĂșn los testimonios de detenidos, que aprovisionĂł a Ayoub el Khazzani, el terrorista que en agosto de ese año subiĂł a un tren Thalys, que cubrĂ­a el trayecto entre ParĂ­s y Bruselas, con armas y fue reducido por unos militares estadounidenses que viajaban como pasajeros.

El Khazzani, segĂșn la emisora de radio, dio una descripciĂłn detallada del sospechoso: tenĂ­a una pequeña barba, gafas, era bastante corpulento y con los ojos ligeramente rasgados.

Podría ser de origen turco, hablar francés y flamenco o alemån y tener de 24 a 25 años.

Aunque la policía le presentó diversas fotos de individuos que podrían corresponder, el conocido como el «terrorista del Thalys» no identificó a ninguno.

De acuerdo con un juez de instrucción citado por «France Info», Abou Walid «podría hacer correr sangre» y por eso urge «neutralizarlo».

Un sistema fallido

Desde que el pasado 13 de noviembre de 2015 un grupo de yihadistas se aprovechara de la debilidad del espacio Schengen para asesinar a 130 personas, las autoridades francesas elevaron el nivel de alerta antiterrorista al mĂĄximo y decretaron el Estado de Emergencia. Los militares tomaron las calles y su presencia en los lugares mĂĄs concurridos se hizo habitual.

El atentado en el paseo marĂ­timo de Niza o el ataque en el aeropuerto de Orly demostraron las fallas del sistema y -aunque el Gobierno socialista y los medios globalistas fueron raudos en tachar a los terroristas como ‘lobos solitarios’- su incapacidad para controlar la amenaza islamista que se cierne sobre el paĂ­s.

‘La guerra civil estĂĄ mĂĄs cerca’

El periodista Éric Zemmour, uno de los mayores conocedores de la realidad del islam en Francia, lanzĂł una bomba en una intervenciĂłn pĂșblica al asegurar que «la guerra civil estĂĄ mĂĄs cerca y las autoridades lo saben». Haciendo referencia a fuentes prĂłximas al Estado Mayor francĂ©s, Zemmour desvelĂł que efectivos de las Fuerzas de Seguridad francesas habrĂ­an recibido informaciĂłn de sus colegas israelĂ­es para controlar este tipo de situaciones.

Zemmour explicó que, para entender la situación del país, el primer paso es entender que «islam e islamismo son lo mismo». «El discurso globalista inventó en Francia la palabra islamismo para hacer como con otras religiones (véase cristianismo) y equilibrar, pero en el siglo XX nadie hacía esta distinción».

«Lo que nosotros llamamos islamista, ellos lo llaman el islam. Las suras del Corån hablan de degollar a cristianos y a judíos y el propio Mahoma degolló a muchos de ellos», recordó Zemmour.

La realidad de los barrios de ParĂ­s

Zemmour puso de manifiesto un fenĂłmeno que se viene repitiendo en los barrios perifĂ©ricos de las grandes ciudades europeas: la creaciĂłn de grandes barrios musulmanes donde la ley islĂĄmica ha sustituido al Estado. «Es necesario afrontar el problema en muchas zonas. Hay innumerables barrios donde las ‘no-go zones’ son habituales. AllĂ­ no se vive a la francesa, sino al estilo musulmĂĄn».

«¿El futuro de Francia pasa por lugares donde los hombres se visten con tĂșnicas, las mujeres no tienen permitido salir de casa y las costumbres no tienen nada que ver con la tradiciĂłn occidental?», se preguntĂł Zemmour, que denunciĂł la connivencia de las autoridades con estos fenĂłmenos: «Tras los disturbios de Trappes, la ley del burka integral no se aplica. Los policĂ­as creen que es mejor no hacerlo «para evitar incidentes».

La realidad de las ‘no-go zones’ fue desvelada por dos activistas de la llamada Brigada de las Madres, que denunciaron los hechos y grabaron las reacciones de los musulmanes con cĂĄmara oculta. Las imĂĄgenes no dejan lugar a dudas.

Cuando Madia y Aziza acceden a un establecimiento, los hombres se sorprenden. Las mujeres tienen prohibido «de facto» entrar en estos negocios y su presencia incomoda a muchos musulmanes que admiten sin ambages que «no deberían estar aquí».

«Esto no es París. Aquí tenemos una mentalidad diferente y seguimos las enseñanzas del islam», reconoce otro hombre, ajeno a la cåmara que le estå grabando. Cuando una de las activistas le pregunta si no estaría mejor viviendo en Arabia Saudí, el musulmån responde: «Francia es un paraíso para nosotros».

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