Más de 10.000 de agricultores se han manifestado este martes en el centro de Londres contra el fin de la exención del impuesto de sucesiones anunciado por el Ejecutivo de Keir Starmer que ha ayudado a las explotaciones familiares a pasar de generación en generación durante años.
Bajo el usado pretexto de «sólo gravar a los que más tienen», la ministra de Finanzas británica, Rachel Reeves, anunció en octubre que los agricultores con terrenos por valor de más de un millón de libras (1,2 millones de euros) no podrán a partir de 2026 dejar sus granjas a sus hijos sin pagar impuestos, como hacían hasta ahora. Sin embargo, los agricultores afirman que el cambio amenazará la viabilidad de las explotaciones familiares, que a menudo tienen estrechos márgenes de beneficio, y que los herederos tendrán que vender tierras para hacer frente a la factura fiscal, lo que aumentará el riesgo de que se resienta la producción de alimentos.
Cuando el Partido Laborista estaba en la oposición aseguró a los agricultores que no estaba en sus planes cambiar el impuesto a las herencias si llegaban al Gobierno y, en un discurso en la conferencia de la NFU en 2023, el ahora primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, prometió brindar «certidumbre» al sector.
El presidente de la Unión Nacional de Agricultores (NFU por sus siglas en inglés), Tom Bradshaw, ha participado en la protesta y ha advertido de que es «sólo el comienzo». «En cada circunscripción llevaremos la lucha a nuestros parlamentarios y si no se dan cuenta de esto no conocen el sentimiento de rebelión que hay en esta industria agrícola», ha asegurado.
Por su parte, los ex primeros ministros Boris Johnson y Liz Truss han expresado su apoyo a los agricultores. Johnson ha calificado el cambio como «el demente impuesto a las granjas familiares del Partido Laborista«, mientras que Truss ha denunciado que «el estilo de vida británico está bajo amenaza». «Hay que poner fin a la priorización de las emisiones netas cero por encima de la producción de alimentos. Hay que poner fin a este ataque socialista a la propiedad», ha añadido la exlíder británica.
El Gobierno laborista asegura que el impuesto de sucesión no afectará a las explotaciones más pequeñas y apunta a que sólo el 27% del total deberán pagar el nuevo gravamen. Unos datos que han sido contestados por la NFU, que argumenta que serán cerca de un 75% los negocios agrícolas afectados.
Los agricultores también han recordado durante la movilización que el impuesto a la herencia no es la única política del Gobierno de Starmer que perjudica al sector. «Hay muchas otras cosas que el público desconoce y que el gobierno ha introducido, como un impuesto al carbono sobre los fertilizantes, que produce el 40% de los alimentos del mundo. No podemos prescindir de él», ha incidido uno de los asistentes.
Otro agricultor, Charles Leadbetter, de 49 años, propietario de una granja de 6.500 acres en Cambridgeshire, ha detallado que sus hijos tendrán que hacer frente a un impuesto a la herencia de 800.000 libras si él muriera mañana, lo que implicaría vender la granja. «Estamos aquí por la generación que está por nacer, ¿no?«, ha reivindicado acompañado de sus hijos, de cinco y siete años.