«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La presión en Canarias sigue exponiendo la incapacidad de controlar esta ruta

Más de 75.000 inmigrantes ilegales han llegado a Europa en lo que va de año mientras la Comisión de Von der Leyen rechaza la protección de las fronteras

Von der Leyen. Europa Press

Europa ha registrado en lo que va de año la entrada de un total de 75.900 inmigrantes ilegales, según datos combinados de FRONTEX y ACNUR consultados por LA GACETA. Una cifra que, aunque refleja descensos en algunas rutas, evidencia que la inmigración ilegal sigue siendo un desafío crítico para el continente. 

España ha recibido 17.800 inmigrantes ilegales hasta la fecha, con el 65% llegando a las Islas Canarias, principal puerta de entrada. Aunque las cifras bajan ligeramente respecto al récord de 2024, el aumento del 40% en comparación con los últimos dos años es alarmante. Malienses, senegaleses y argelinos lideran las nacionalidades. La presión en Canarias sigue exponiendo la incapacidad de controlar esta ruta. 

Italia registra 29.700 entradas ilegales, un descenso del 60% en dos años, pero la actividad de ONG en el Mediterráneo Central mantiene la presión en el sur. Bangladesíes, eritreos y egipcios son los principales. En Grecia, 18.200 inmigrantes ilegales, mayormente afganos, egipcios y sudaneses, reflejan una presión media, contenida en parte por el ‘efecto Meloni’. 

Chipre y Malta muestran descensos significativos, con 1.200 y 100 entradas ilegales, respectivamente. La ruta de los Balcanes, con 4.000 inmigrantes, principalmente turcos, sirios y afganos, también cae. Sin embargo, la ruta del Este crece, con 5.000 entradas ilegales, mayormente ucranianos, impulsada por el conflicto ruso-ucraniano, un factor que complica el control migratorio en la zona.

Los 75.900 inmigrantes ilegales en lo que va de 2025 son consecuencia de que Europa siga sin blindar sus fronteras. La disminución en el Mediterráneo contrasta con el repunte activo en el Este y en España, dejando claro que la inmigración ilegal exige medidas más contundentes. Los datos no mienten: el control de la inmigración ilegal sigue siendo una asignatura pendiente en el continente europeo.

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