El Gobierno de Pedro Sánchez presentó esta semana formalmente la candidatura de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI), en lo que se prevé como una batalla que ha generado grandes expectativas y especulaciones.
El BEI, aunque quizás no tan reconocido como el Banco Central Europeo, ha adquirido una gran relevancia en los últimos tiempos. Se encuentra cada vez más en el punto de mira por parte de los Estados miembros por proporcionar más financiación para proyectos ideológicos del consenso socialdemócrata.
Calviño, responsable económica del Ejecutivo, será una de las candidatas en liza para encabezar esta institución europea, que deberá contar con una nueva persona al frente de su presidencia en enero de 2024. Una de sus principales rivales es la vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de Competencia, la danesa Margrethe Vestager. Sin embargo, no está exenta de controversia —y de críticas procedentes especialmente de Francia— tras el nombramiento de la estadounidense Fiona Scott Morton como economista jefa de Competencia.
Otros candidatos son el exministro de Finanzas de Italia bajo las órdenes de Mario Draghi, Daniele Franco. Fue respaldado por Giancarlo Giorgetti, ministro de Hacienda italiano, quien elogió su candidatura como «sólida y de alto nivel».
Polonia respalda a su candidata conservadora Teresa Czerwinska y Suecia presenta a Thomas Östros. Ocupan actualmente la vicepresidencia del BEI. La decisión final recae en una asamblea de los ministros de Economía de los 27 Estados miembros. La batalla reflejará las tensiones y marcará los equilibrios en la institución comunitaria en un momento crucial para el bloque
