El Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán, insiste en que Hungría no se someterá a las imposiciones de Bruselas. En respuesta a una década de políticas migratorias fallidas por parte de la Unión Europea, Orbán ha propuesto un plan que dejó al sistema europeo al borde del colapso: transportar inmigrantes a Bruselas en autobuses para que la élite globalista asuma las consecuencias de sus decisiones.
Durante una conferencia en Italia, el magiar ha sido claro: «Si Bruselas quiere inmigrantes, Bruselas puede tenerlos». Esta afirmación subraya su frustración ante las sanciones impuestas a Hungría, que incluyen una multa de 200 millones de euros y un millón diario adicional hasta que el país se ajuste a las directrices europeas sobre solicitantes de asilo. Hungría ha sido acusada de incumplir la normativa europea por defender sus fronteras, pero Orbán no cede. Al contrario, ha anunciado que enviará autobuses desde Röszke, en la frontera sur, hacia la capital belga, donde los inmigrantes podrán entregarse a las instituciones de la UE.
En palabras del Director Político del Primer Ministro y miembro del Parlamento húngaro, «no amenazamos a nadie, sino que intentamos hacerles comprender las consecuencias de su fallida política de inmigración durante los últimos 10 años. Hungría ha estado protegiendo las fronteras exteriores de la UE sin ningún apoyo financiero de Bruselas; lo que recibimos a cambio fue presión y chantaje político. Esta tontería debe terminar ahora».
Este plan ha sido duramente criticado por la secretaria de Estado de Asilo y Migración saliente de Bélgica, Nicole de Moor, quien lo ha calificado de «inaceptable» y una «violación de los principios básicos de la cooperación europea». Sin embargo, resulta paradójico que Bélgica, que acusa a Hungría de violar el derecho internacional, tenga sus propios problemas legales, con miles de sentencias judiciales por no proporcionar refugio a solicitantes de asilo, un claro incumplimiento de sus obligaciones internacionales.
El alcalde de Bruselas, Philippe Close, no ha tardado en criticar la estrategia húngara, pidiendo al gobierno belga que bloquee los autobuses en la frontera. Pero no todos los políticos belgas comparten esta postura. Georges-Louis Bouchez, líder del partido liberal francófono Mouvement Réformateur, ha salido en defensa de Orbán, apuntando que la izquierda progresista debe asumir las consecuencias de sus políticas de puertas abiertas. «¿No son ustedes los que quieren dar la bienvenida a todos los inmigrantes?», ha preguntado Bouchez, provocando la ira del alcalde de Bruselas.
Orbán, firme defensor de una Europa soberana y de sus fronteras, ha insistido en que Hungría no amenaza a nadie, sino que está advirtiendo sobre los efectos devastadores de las políticas migratorias de Bruselas. «Hungría ha estado protegiendo las fronteras exteriores de la UE durante años sin ningún apoyo financiero de Bruselas», ha señalado, subrayando que, en lugar de reconocimiento, lo que ha recibido su país es «chantaje político y económico». Para Orbán, «esta tontería debe terminar ahora».