La investigadora Konstantina Davaki ha presentado en el Comité de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género del Parlamento Europeo un informe sobre «la protección de los consumidores» en cuestiones de género.
El estudio, lleno de generalidades y con el hombre fuera de la ecuación en cada punto, busca justificar la existencia de «discriminación» y de «desigualdades» en diversos ámbitos, destacando la falta de información como «un factor que afecta negativamente a la mujer».
Uno de los principales aspectos abordados es la necesidad de tener en cuenta las distintas necesidades de las mujeres como consumidoras «en relación con diversos productos y servicios». Así, Davaki afirmó que «históricamente el hombre ha estado en el centro y se ha prestado poca atención a las necesidades específicas de las mujeres».
Y señaló cinco áreas clave donde —para ella— se evidencia esta problemática. En primer lugar, el impacto de la inteligencia artificial, resaltando cómo los algoritmos basados en datos históricos son «mayoritariamente masculinos» y «generan sesgos que excluyen a ciertos grupos étnicos y de género, relegando a las mujeres a una representación mínima». Por ello, afirma que en muchos casos esta inteligencia artificial va a proporcionar «datos discriminatorios hacia las mujeres».
En cuanto a la movilidad urbana, enfatizó que los patrones de desplazamiento de las mujeres «difieren significativamente de los hombres debido a factores como el tipo de empleo, la carga de trabajo familiar y la dificultad para acceder a puestos de liderazgo en las empresas». Con estas declaraciones, la doctora ignoró a todos los hombres que se dedican a día de hoy al cuidado del hogar y de las personas mayores, al igual que subestimó el mérito de aquellas mujeres que se encuentran en posiciones de liderazgo dentro de grandes compañías.
En este sentido, afirmó que las mujeres hacen un uso más frecuente del transporte público en comparación con los hombres y que el precio de su billete debería reducirse, dejando al hombre fuera de cualquier bonificación. Y manifestó que las mujeres tardan el doble de tiempo en acceder a un baño público, razón por la que solicitó el aumento del número de baños femeninos aumentar.
Davaki sostuvo que el sector sanitario «ha subestimado históricamente las necesidades de las mujeres. Especialmente en áreas como la oncología» y resaltó la importancia de utilizar la tecnología para «diseñar productos diferenciados que atiendan las necesidades específicas de las mujeres».
En cuanto a la financiación y tributación pidió una fiscalidad «individual y no basada en el hogar» como aún ocurre en muchos países, e hizo hincapié en que el IVA afecta, a su juicio, «de manera desproporcionada a las mujeres ya que estas suelen tener menores ingresos», por lo que «tendrían que pagar un IVA reducido».
También hizo un llamamiento a la inclusión de «todos los géneros» en las fases de diseño de nuevos productos y destacó la importancia de adoptar «un enfoque de diseño neutro como parte de la solución» a este «problema».