«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Llegó a reírse al escuchar los cargos en los tribunales

Un somalí es condenado a ocho años de prisión por violar a cuatro ancianas y grabarlo con su móvil en Suecia

El inmigrante condenado por violar a cuatro ancianas. Redes Sociales

Un somalí ha sido condenado a ocho años de prisión en Suecia por una serie de abusos sexuales agravados contra mujeres mayores que se encontraban bajo su cuidado. A pesar de la gravedad de los delitos, no podrá ser deportado debido a que obtuvo la ciudadanía sueca en 2018.

El acusado, Baasim Yusuf, de 28 años, fue sentenciado esta semana por el Tribunal de Distrito de Uppsala, que lo declaró culpable de violación agravada, agresión sexual agravada y posesión de contenido ofensivo, entre otros delitos. Yusuf también fue hallado culpable de filmar a sus víctimas en posiciones comprometedoras, exacerbando la gravedad de sus crímenes.

Los delitos se produjeron durante su empleo en el servicio de atención domiciliaria de Förenade Care entre diciembre de 2023 y agosto de 2024. Durante este periodo, Yusuf aprovechó su posición para atacar a mujeres mayores vulnerables, de entre 77 y 88 años, dos de las cuales sufrían demencia o Alzheimer. Las investigaciones revelaron un patrón de abuso sistemático, donde obligaba a sus víctimas a realizar actos sexuales que en muchos casos grababa para su propia satisfacción.

Uno de los episodios más estremecedores involucró a una mujer de 77 años con demencia, quien fue violentamente agredida mientras Yusuf filmaba la escena. En otro caso, una mujer de 88 años rogó que detuviera sus ataques, pero él continuó y posteriormente le exigió dinero, burlándose de su situación. Las víctimas describieron un inmenso dolor físico y emocional por los abusos sufridos.

Durante el juicio, el fiscal subrayó la crueldad y el abuso de confianza por parte de Yusuf, quien explotó la vulnerabilidad y dependencia de las mujeres que tenía bajo su cuidado. El tribunal calificó sus acciones como particularmente desalmadas y explotadoras, justificando una sentencia que excede el mínimo establecido para este tipo de delitos.

Yusuf intentó justificar sus acciones ante la policía, afirmando que las relaciones habían sido consentidas y que esperaba recibir compensación económica. Sin embargo, estas declaraciones contrastaron drásticamente con las pruebas presentadas y los testimonios desgarradores de las víctimas. Su actitud durante los interrogatorios, donde llegó a reírse al escuchar los cargos, subrayó aún más la gravedad de su comportamiento.

Este caso ha generado un intenso debate en Suecia, especialmente en el contexto de un reciente informe de la Universidad de Lund. Según este estudio, entre 2000 y 2020, el 63,1% de los condenados por delitos sexuales graves en el país eran inmigrantes de primera o segunda generación, con un 50,6% nacidos en el extranjero. La situación ha llevado a una creciente discusión sobre las políticas de inmigración y seguridad.

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