La alta abstención promovida por Giorgia Meloni en las cinco consultas populares celebradas este domingo y lunes en Italia ha frustrado los intentos de la izquierda de sacar adelante propuestas clave sobre ciudadanía y «derechos laborales», al no alcanzarse el mínimo del 50% de participación necesario para validar los resultados.
Los primeros datos oficiales, recogidos a las 15.00 horas locales al cierre de los colegios electorales, situaron la participación en torno al 30% en las cinco preguntas sometidas a referéndum, muy por debajo del umbral exigido por la legislación italiana. Sin el quorum necesario, los resultados de las votaciones quedaron automáticamente anulados.
La formación patriota Hermanos de Italia, liderada por la primera ministra Giorgia Meloni, ha celebrado el desenlace como una victoria política. «El único objetivo de este referéndum era tumbar al Gobierno de Meloni, pero al final fueron los italianos quienes tumbaron a la oposición», ha escrito el partido en sus redes sociales, acompañando el mensaje con una imagen de los líderes opositores y la frase: “Habéis perdido”.
Uno de los temas centrales de las consultas era la reducción del tiempo de residencia legal exigido para obtener la nacionalidad italiana, pasando de 10 a cinco años, una medida que también permitiría extender ese derecho a los hijos menores de edad y que podría beneficiar a más de 2,3 millones de personas. Esta iniciativa fue encabezada por el diputado Riccardo Magi, del partido liberal europeo +Europa, y logró reunir más de 637.000 firmas con el apoyo de sindicatos, plataformas sociales y otras fuerzas políticas progresistas.
Además de la cuestión migratoria, las otras cuatro propuestas sometidas a votación giraban en torno a la reforma laboral. Entre ellas, destacaba la revocación de la norma que impide a trabajadores despedidos de empresas medianas o grandes recuperar su empleo, incluso cuando la justicia dictamina que el despido fue improcedente. También se buscaba eliminar el tope de indemnización para empleados despedidos en pequeñas empresas, limitar el uso abusivo de contratos temporales y endurecer la responsabilidad empresarial en casos de accidentes laborales o enfermedades derivadas del trabajo.
Sin embargo, el llamamiento explícito del Gobierno de Meloni a no acudir a las urnas fue clave para desalentar la participación. Tanto la primera ministra como sus dos vicepresidentes —Antonio Tajani, ministro de Exteriores por Forza Italia, y Matteo Salvini, titular de Infraestructuras y líder de la Liga— defendieron la abstención como una respuesta política a lo que consideraban propuestas ideológicas y desestabilizadoras.