El régimen de Daniel Ortega acusó al sacerdote Benito Enrique Martínez del supuesto delito de conspiración en menoscabo de la integridad nacional, mediante la difusión de noticias que el Poder Judicial nicaragüense considera “falsas” y que afectan directamente al Estado.
La dictadura sandinista continúa así su operación de asedio contra el clero. Martínez se encontraba detenido por el régimen desde el jueves pasado, siendo el noveno sacerdote apresado en un lapso de apenas seis meses.
Uno de los casos más destacado dentro de esta oleada de detenciones ha sido el del Obispo de la Diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien fue llevado a empellones de la sede episcopal y posteriormente llevado a los calabozos del régimen, donde permanece recluido sin haber recibido por ahora ninguna acusación formal.
Ortega ha desatado una persecución sin precedentes contra la Iglesia católica en la nación centroamericana, llegando en días recientes a afirmar que la misma ha utilizado “a sus obispos en Nicaragua para dar un golpe de Estado”, al tiempo que ha cargado contra la institución, argumentando que está regida bajo un sistema de “tiranía perfecta”.