«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«La verdad es una herramienta política eficaz»

El decálogo de Milei: una guía para la revolución política y cultural basada en la libertad

El presidente de Argentina, Javier Milei. X

El presidente Javier Milei ofreció un decálogo en su intervención durante el CPAC Argentina que no solo resume su estrategia política, sino que busca inspirar una revolución política y cultural más allá de las fronteras argentinas. Este manifiesto plantea un modelo de acción basado en principios claros y no negociables que pretende transformar la política desde sus cimientos.

Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable

Para Milei, la verdad no sólo es una obligación moral, sino una herramienta política eficaz. Insiste en que los políticos tradicionales han subestimado a la ciudadanía al construir sus estrategias sobre mentiras, lo que ha resultado en un sistema insostenible. Su enfoque: decir la verdad, aunque sea difícil, para construir sobre bases sólidas.

La opinión de los políticos no importa; importa el diagnóstico del sistema

Milei señala que la política tradicional opera como un mecanismo para extraer riqueza de la sociedad en beneficio de unos pocos. Rechaza cualquier estrategia que no priorice las necesidades reales de la gente y que perpetúe lo que él llama «el modelo de la casta».

Nunca hay que negociar las ideas por votos

La traición a los principios es, según Milei, el pecado capital de la política. Afirma que sacrificar las convicciones por conveniencia política no solo destruye la integridad del líder, sino también la confianza del electorado. En su espacio, La Libertad Avanza, las ideas fundamentales no están en venta: vida, libertad y propiedad privada son innegociables.

La política es un juego de suma cero

Contrario a los discursos conciliadores, Milei enfatiza que cada espacio de poder que no ocupa la derecha es ocupado por la izquierda. Por ello, aboga por la determinación y la efectividad, utilizando incluso las herramientas del adversario para superarlo en su propio terreno.

El bien debe organizarse para enfrentar al mal organizado

La desorganización, históricamente atribuida al liberalismo, es una debilidad que Milei no tolera. Inspirándose en la disciplina de los ejércitos clásicos, propone una estructura cohesionada donde nadie rompa filas. La fuerza colectiva, dice, es la clave para derrotar al adversario.

Contra un adversario fuerte, se necesita una fuerza mayor

Para Milei, la izquierda no actúa desde la buena fe, sino desde una ambición de poder que no reconoce límites. Por ello, insiste en responder con firmeza y rechaza las posturas conciliadoras que, a su juicio, equivalen a capitulaciones.

Siempre subir la apuesta

La estrategia de Milei se basa en no ceder nunca ante la intimidación. Cada ataque debe ser respondido con mayor intensidad. Según él, esta postura no solo mantiene la iniciativa, sino que refuerza la posición de su movimiento frente al adversario.

La batalla cultural desde el poder es una obligación

Reconociendo que la izquierda domina los espacios culturales, Milei afirma que es imperativo utilizar las plataformas ganadas para promover activamente las ideas de la libertad. «Las ideas no ganan por mérito propio», advierte.

Sólo desde la derecha se puede combatir al socialismo

El «extremo centro» es, para Milei, una herramienta funcional al socialismo. Los consensos políticos, lejos de representar acuerdos genuinos, son pactos entre la casta para mantener sus privilegios. La lucha debe ser frontal, sin concesiones a los que considera cómplices.

Defender una causa más grande que uno mismo

En su punto final, Milei eleva su lucha a una dimensión histórica y civilizatoria. Presenta su causa como la restauración de los valores occidentales, una misión que trasciende las ambiciones personales y requiere entrega total. «El que no esté dispuesto a dar todo por esta causa, que se vaya a su casa», sentenció.

    Milei cerró su discurso con un mensaje de unidad para quienes comparten sus ideales en todo el mundo. Hizo un llamado a organizarse y construir una «internacional» que defienda los valores de la civilización occidental y las ideas de la libertad. Con este decálogo, Javier Milei propone un cambio radical en la forma de hacer política no solo en Argentina, sino como un modelo exportable para quienes buscan enfrentarse al «sistema global de castas».

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