Dos líderes disidentes cubanos enfrentaron el lunes su primer día de juicio luego de ser detenidos hace casi un año, como parte de un proceso judicial en curso calificado como «farsa» y un «circo» por grupos internacionales de derechos humanos.
Los artistas Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo (conocido como Osorbo), son miembros del opositor Movimiento San Isidro, que tiene su sede en La Habana, un grupo que encabezó varias protestas antes de que muchos de sus integrantes salieran de Cuba acusando represión.
Otero Alcántara es acusado de delitos como ultraje a los símbolos patrios, desacato agravado y desorden público, mientras que a Castillo se le imputa agresión y desórdenes públicos. Ambos enfrentan penas de siete y diez años de cárcel, respectivamente.
El Tribunal de La Habana estaba rodeado el lunes de policías y fuerzas represivas de la tiranía castrista desde las primeras horas de la mañana.
Varios activistas y amigos de los disidentes denunciaron en redes sociales que estaban bajo vigilancia de la seguridad del Estado y se les había prohibido salir de sus casas.
Medios estatales cubanos, incluido Granma, diario del Partido Comunista, han calificado al Movimiento San Isidro de Otero Alcántara y Castillo como parte de un intento de «golpe suave» dirigido por Estados Unidos, acusaciones que rechazan. El régimen cubano califica a los disidentes como mercenarios pagados al servicio de Washington.
Ambos detenidos aparecieron en el video musical «Patria y Vida», una canción de hip-hop que se convirtió en el «himno» no oficial de las protestas antigubernamentales el pasado 11 de julio, que se cree que han sido las más grandes desde la revolución de 1959 de Fidel Castro.
Los casos de los dos hombres se han convertido en un foco para activistas y grupos de derechos humanos, que alegan que el régimen comunista ha intensificado la represión a raíz de las manifestaciones del 11 de julio pasado.
Human Rights Watch calificó la semana pasada en las redes sociales los juicios de Otero Alcántara y Castillo como una «farsa», mientras Amnistía Internacional los llamó un «circo», aunque la tiranía sostiene que los detenidos antes y después de las protestas de julio han recibido juicios justos, de conformidad con la ley cubana.