«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«¿Me regalas un tinto?»

El uso del español en Navidad a ambas orillas del Atlántico

El uso del español en Navidad a ambas orillas del Atlántico

Di en Madrid, tuteando a un camarero, que te ponga un tinto, y diga, tratando de usted a un mesero, en Bogotá, que le regalen un tintico. La diferencia será un café o un vino, que un chaval llevaría en España y un chino lo haría en Colombia. Acompañe su tinto con una empanada, que en Sevilla será un pastelito horneado de atún y en Popayán una masa frita rellena de papa —no patata— y pipián. No olvide acompañar la empanada con un bocadillo, para que en la península le sirvan un emparedado —como dicen en México— y en Venezuela le lleven un dulce de guayaba envuelto en hoja de plátano. Una vez haya comido, almorzado, en América— tenga cuidado de no salir en busca de una vieja mona para irse de fiesta por la noche. En Medellín se trata de irse de rumba con una guapa rubia, —un verdadero chiripazo— mientras que al otro lado del mar océano se trataría de una cita con un simio anciano. Para gustos los colores.

Cuidado, porque la vaina —que es lo mismo que la cosa— se puede ir complicando, ya que un chulo en Colombia es un sustantivo para denominar a un buitre, mientras que en España es un adjetivo calificativo que denota hermosura o gracia. Y cuando viaje por Boyacá, y le pida a sumercé un juguito de mora, sepa que en Madrid se lo tomarían por una broma (y en todo caso no habría jugo de mora, en el mejor de los casos, zumo de naranja) mientras que en Tunja o en Duitama le preguntarían si «¿sumercé quiere el jugo de mora en leche o en agua?» —pídalo en agua—.

Pero el sumercé (que viene de vuestra merced) tan usado en el altiplano cundiboyanecese, como una reliquia del Siglo XVII, resulta francamente quijotesco en el resto del mundo hispano. Tal vez por eso en el Cono Sur y en el pacífico tropical —Cali, especialmente— se ha conservado una variante del vos como sustituto a la segunda persona del singular. Un intermedio entre el confianzudo tu y el distante usted. ¿Vos aún pensás en mí? Y el verbo conjugado como en segunda persona del plural, pero sin la “i”; vos querés, vos me amás, vos ya ni hablás.

Y como estamos en fechas navideñas, en México y España son los Reyes Magos quienes traen los regalos, el 6 de enero, mientras que en Ecuador y Colombia los trae el niño Dios, después de haberle rezado una novena que en España no la rezan, en la noche del 24 de diciembre, y los deja alrededor del pesebre, que en otros países le llaman Belén. Al menos era así hasta hace poco, cuando el protestante Papá Noel, desde el Polo Norte (Réspice Polum decía don Marco Fidel Suarez, y desde entonces todos los gobernantes de la ibeoresfera, menos Castro y Chávez ¿Réspice ad Soviet?) nos unificó a los hispanoparlantes bajo la égida de unos renos que los súbditos del rey planeta, nuestro señor Felipe IV, nunca vieron en los dos lados del Atlántico, y menos en las Filipinas.

En todo caso, el conglomerado de pueblos que, como decía Darío, «aún rezan a Jesucristo y aún hablan en español», se congregan con sus familias en estas fiestas para celebrar el nacimiento de nuestro Divino Redentor, dar gloria a Dios en los cielos y desear paz a los hombres de buena voluntad.

Feliz Navidad y próspero 2025.

Fondo newsletter