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ASESORES COMUNISTAS CAPITANEAN EL PROCESO

Boric amenaza con la reforma tributaria mientras Chile profundiza su debacle económica

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric. Europa Press

Desde la revuelta del 18 de octubre de 2019, Chile ha optado por transitar por el camino de servidumbre, lo que se traduce en una inflación preocupante, el peso chileno ha sido la moneda más depreciada en el mundo durante el mes de julio y, por tanto, el costo de vida ha ido en aumento. Si bien esta situación se explica —en parte— por factores internacionales, la incertidumbre a nivel nacional es un factor determinante, con un plebiscito a realizarse en siete semanas y la amenaza de una reforma tributaria impulsada por asesores económicos del Partido Comunista.

El pasado 6 de julio, por primera vez, la conversión del dólar estadounidense llegó a $1.000 pesos chilenos, un máximo jamás visto en la historia monetaria de Chile. Sin embargo, esa anomalía se ha convertido en una nueva constante. Pues durante la presente semana se ha superado varias veces el umbral de los mil pesos, a pesar de que el Banco Central chileno hizo una intervención “verbal” el lunes pasado. Así, el día jueves 14 de septiembre, el dólar cerró sobre los $1.050 pesos chilenos, registrando la mayor alza diaria, de $51,0 pesos chilenos (situación que no se observaba desde septiembre de 1999).

Ante la delicada situación económica, el Banco Central subió las tasas de política monetaria de 9% a 9,75%, mientras que los expertos no desechan que se llegue a tasas sobre el 11%. Igualmente, la inflación interanual registrada al mes de junio alcanzó el 12,5%.

Esta situación claramente ha impactado el bolsillo de los chilenos. El jueves 14 de julio se cumplieron 47 semanas del alza consecutiva del precio de los combustibles. Solo para ilustrar esta situación, al 17 de octubre de 2019, la gasolina de 93 octanos costaba $511,53 pesos chilenos por litro. Hoy, en cambio, se sitúa en $1.081,18 pesos. Es decir, su precio casi se ha duplicado.

Sin embargo, el Gobierno izquierdista de Gabriel Boric no ha apuntado a la austeridad fiscal como forma de paliar la delicada situación económica. Si bien, el 29 de junio sostuvo que no daría un Bono Invierno porque “la propuesta aumenta aún más la inflación”, el pasado lunes 11 de julio se dio otra voltereta y anunció que, finalmente, el Bono Invierno sí va, lo que ha sido leído por varios como el “bono Apruebo”, pues, nos acercamos al plebiscito del 4 de septiembre y puede servir como una medida de persuasión para aquellos indecisos.

Con todo lo expuesto, a los ministros de Boric les parece una sorpresa que el costo de vida siga aumentando y que con ello cada vez más chilenos se acercan a la línea de la pobreza. De hecho, la ministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega, sostuvo que “el número de pobres está aumentando. Eso es una realidad», como una forma de justificar el bono de invierno que llegará a 7,5 millones de chilenos.

Claramente, la ministra no ha tenido cursos introductorios de economía y, al parecer, el resto del gabinete tampoco. Si bien la inflación chilena se explica, en parte, por efectos externos —como la recesión de los Estados Unidos y la caída del precio del cobre, a propósito de la amenaza de nuevos confinamientos en China—, también se debe a la incertidumbre interna.

Ignacio Said, investigador económico chileno para Revista Individuo, sostiene que la inflación “es, en todo momento y lugar, un fenómeno monetario. Es la pérdida del poder adquisitivo del dinero y, en consecuencia, un impuesto no regulado, resultante de la irresponsabilidad de las malas decisiones de los políticos y burócratas al permitir el rápido aumento de la masa monetaria, quienes nunca se hacen responsables de sus errores”.

Lamentablemente, la reforma tributaria que quiere impulsar el Gobierno justamente va en una línea contraria a lo que sostiene Said. Porque para recaudar el 4% del PIB, apunta a crear impuestos a la riqueza, un nuevo royalty al sector minero, impuestos al patrimonio, exención de los beneficios a todos los ingresos por arriendo de inmuebles por el decreto DFL2, por lo que pagarán impuestos, entre otras aristas.

Lo anterior no debe sorprender, ya que quien estuvo a cargo de la elaboración del proyecto es Nicolás Bohme, militante de las Juventudes Comunistas y ex asesor del candidato presidencial comunista, Daniel Jadue —quien se enfrentó en las primarias de la extrema izquierda contra Boric, el año pasado—.

De hecho, según un estudio realizado por el think tank chileno Libertad y Desarrollo, 73% de las propuestas del proyecto de la reforma tributaria del actual Gobierno coinciden con la propuesta económica presidencial de Jadue. Sin lugar a duda, no solo es complejo el componente ideológico oculto tras engañosas consignas como el de “justicia tributaria”, sino que también lo es impulsar un proyecto de estas magnitudes que solo profundiza la incertidumbre a nivel nacional.

En suma, para que Chile retome el camino de la prosperidad, debe enfocarse en la creación de riqueza y no en ahuyentar la inversión al castigarlos con la creación de impuestos que serán utilizados para financiar la agenda progresista del gobierno y seguirán engrasando el aparato estatal.

Pero esto se ve difícil, en especial cuando desde las extremas izquierdas han admitido públicamente que quieren incertidumbre

Este es el caso de Sebastián Depolo —del círculo íntimo de Boric, nominado embajador de Brasil, pero no ha sido ratificado por el gobierno del presidente Bolsonaro—, quien sostuvo en noviembre del año pasado, con una sinceridad que se agradece, que  “vamos a meterle inestabilidad al país porque vamos a hacer transformaciones importantes”.

Pero lo que necesita Chile no es más incertidumbre, irresponsabilidad fiscal ni populismo con bonos. Ante todo, se debe transmitir estabilidad, certeza política y fomentar la austeridad fiscal. Numerosos expertos sostienen que se puede detener la tendencia inflacionaria si ganase la opción Rechazo al proyecto constitucional de la Convención el 4 de septiembre. Claramente, la moneda chilena no se apreciará automáticamente, pero es un buen inicio para detener la inflación y la devaluación del peso chileno.

Rechazar la mirada antihumanista del aborto, la fragmentación jurídica del país, la Educación Sexual Integral, el debilitamiento de la propiedad privada y la pérdida de libertad debe ser el camino.

Pues tal como señaló el premio Nobel en economía, Milton Friedman, “la sociedad que antepone la igualdad a la libertad no tendrá ninguna de las dos cosas. La sociedad que antepone la libertad a la igualdad obtendrá una gran medida de ambas”.

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