El expresidente argentino Alberto Fernández ha acudido hoy jueves ante la Justicia tras ser acusado de malos tratos por su expareja y madre de su hijo, Fabiola Yáñez. Aunque la cita judicial podría ser nuevamente pospuesta, Yáñez ya ha detallado públicamente los episodios de violencia que asegura haber sufrido durante los 14 años que convivió con el exmandatario.
En agosto de 2023, tras años de silencio, Yáñez abandonó Argentina junto a su hijo y su madre, instalándose en Madrid. En diciembre de ese mismo año presentó una denuncia formal en el consulado argentino en España. Entre las pruebas aportadas figuran mensajes, fotografías y testimonios de personal médico que atendió lesiones físicas mientras ocupaban la residencia presidencial de la Quinta de Olivos. Según Yáñez, «el médico jefe presidencial declaró haber visto los golpes, aunque otros funcionarios niegan tener conocimiento de lo ocurrido».
La relación, según describe Fabiola, estuvo marcada por una violencia constante que combinaba lo físico y lo psicológico. Relata que las agresiones incluyeron «golpes en la oscuridad, hematomas y días consecutivos de bofetadas». Además, sostiene que Fernández utilizaba amenazas como herramienta de manipulación emocional, llegando a simular su propio fallecimiento para desestabilizarla.
Fabiola también expone cómo el expresidente habría usado su posición de poder para controlar la narrativa pública y minimizar su situación. Afirma que «nadie quería arriesgar su posición en favor de la esposa del presidente» y que incluso enfrentó hostilidad mediática promovida por figuras cercanas al entorno de Fernández.
Tras dar a luz a su hijo Francisco en 2022, Yáñez dice que la relación se deterioró aún más. Según su versión, Fernández utilizó la maternidad como una estrategia para mejorar su imagen pública, llegando a hacer circular una fotografía con el bebé inmediatamente después del nacimiento. Sin embargo, Fabiola asegura que el expresidente nunca ha solicitado un permiso para ver al menor y que la Justicia ha tenido que intervenir para garantizar el pago de una pensión alimenticia provisional, equivalente al 30% de los ingresos que Fernández recibe como expresidente.
Desde su llegada a España, Yáñez ha intentado reconstruir su vida, enfrentándose a dificultades económicas y profesionales. Vive en un pequeño apartamento de alquiler mientras busca oportunidades laborales y asume la crianza de su hijo. Pese a las trabas legales y los intentos de dilatar el proceso por parte de Fernández, afirma que decidió denunciar por una cuestión de principios: «Sabía que enfrentarme a un expresidente era enfrentarme al poder, pero sentí que tenía que hacerlo«.
El caso de Fabiola Yáñez representa un precedente inusual, ya que es la primera vez que un expresidente argentino se enfrenta una denuncia formal de malos tratos por parte de su pareja. La situación ha generado un intenso debate tanto en Argentina como en España sobre el poder, la violencia de género y el impacto del silencio institucional.