La huelga general de 24 horas convocada por Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina ha transcurrido sin mayores incidentes, en un contexto en el que la central sindical ha optado además por no convocar a ningún tipo de movilización en las calles.
Medios locales han destacado paralizaciones en el transporte público (autobuses, trenes y metro), pese a que de acuerdo a datos oficiales solamente en Buenos aires 42 líneas de autobuses urbanos decidieron no acatar el paro.
La convocatoria a esta huelga, la segunda tras la llevada a cabo en enero desde mismo año, es la respuesta directa del principal sindicato del país ante el avance de la llamada «Ley Ómnibus» de Javier Milei en la Cámara de Diputados, un instrumento legal con el que el presidente argentino pretende seguir en su tarea de saneamiento de las finanzas del país.
En ese sentido el portavoz del Gobierno de Milei, Manuel Adorni, ha tildado de inoportuna la convocatoria de esta huelga, a la que además ha valorado como «un atentado contra el bolsillo y contra la libertad de la gente».
