El presidente Luiz Inázio Lula da Silva no parece estar atravesando su mejor momento. Un estudio reciente de la firma Gerp, deja entrever cómo la popularidad del mandatario ha caído a mínimos históricos desde que el líder izquierdista volvió al Palacio de Planalto en enero de 2023.
Así las cosas, la encuesta nacional concluida a mediados de enero señala que Lula ostenta actualmente un 38% de aprobación a su gestión, mientras que el 50% de los brasileños la reprueba. Un 12% de los encuestados ha preferido no emitir opinión al respecto.
El estadio, difundido por el diario brasileño Gazeta do Povo, asoma además que Lula tiene una alta impopularidad en las regiones del medio oeste y del sur del gigante iberoamericano, en donde un 61% y un 58% valora negativamente su administración, respectivamente.
El escándalo del Pix
La caída en la popularidad de Lula se produce en un momento en el que el Ejecutivo brasileño fue severamente criticado al intentar avanzar una maniobra de monitoreo exhaustivo de las transacciones financieras de la población, efectuadas a través del conocido sistema Pix.
El Pix, un sistema de pago instantáneo que fue creado en 2020 por el Banco Central de Brasil y que actualmente es utilizado por cerca de 133 millones de brasileños, estuvo recientemente en el ojo del huracán cuando el Gobierno asomó que revisaría las transacciones de sumas altas (superiores a 5.000 reales o 800 euros) para evitar evasiones fiscales a través del mecanismo.
Dicha tentativa generó una reacción popular, al ser vista por las clases medias y trabajadoras del país como un intento de incrementar la carga tributaria sobre las mismas. La principal figura de oposición a esta decisión fue el diputado del Partido Liberal Nikolás Ferreira, quien incluso cobró popularidad a través de vídeos en las redes sociales en los que se rechazaba contundentemente la medida.
Dificultades para buscar un nuevo mandato
La pérdida de respaldo político del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) en lo general, y del presidente Lula da Silva en lo particular, parecen poner en tela de juicio las oportunidades de este último de materializar sus planes de buscar una nueva reelección presidencial.
Y es que, tras ser intervenido quirúrgicamente de un edema subdural producido por una caída doméstica el año pasado, voceros del Gobierno dejaron entrever que Lula buscaría un nuevo mandato en las elecciones de 2026, cuando eventualmente tendrá 81 años de edad y cargará a cuestas con el desgaste político que ya se asoma en el horizonte.