La victoria de Donald Trump apunta a una redefinición en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, particularmente con Brasil, Argentina, Colombia y México, que enfrentan desafíos únicos ante la nueva orientación conservadora de la política estadounidense. Las políticas de Trump siguen una línea dura contra el Foro de São Paulo y favorecen asociaciones con países considerados confiables y alineados a los intereses estadounidenses y al «Mundo Libre», especialmente en el contexto de la oposición al socialismo y al avance de China.
Brasil: El contexto de Bolsonaro, Lula y las expectativas de los conservadores
En Brasil, el triunfo de Trump representa un punto de inflexión. Jair Bolsonaro, quien mantuvo una relación cercana con el expresidente estadounidense, ya lo felicitó por su victoria, citando el Salmo 30:5 de la Biblia («el llanto puede durar una noche, pero la alegría llega con la mañana«). Bolsonaro considera que el regreso de Trump es una oportunidad que «reaviva la llama de la libertad, la soberanía y la democracia auténtica». El líder brasileño ahora podrá cuestionar su inelegibilidad en Brasil con fuerza internacional e intentar competir en las próximas elecciones.
Para el Gobierno de Lula la situación es distinta. A pesar de haber criticado abiertamente a Trump, incluso llamándolo «nazista» en declaraciones pasadas, Lula moderó su tono tras la victoria de Trump, adoptando una postura de «diálogo» y «respeto». Este cambio indica una tentativa de suavizar tensiones, reconociendo que la política de Trump puede implicar presiones económicas y diplomáticas, especialmente en cuanto al alineamiento de Brasil con regímenes socialistas y la adhesión al bloque de los BRICS.
Además, Trump ha mostrado desconfianza hacia el BRICS, particularmente ante el intento del bloque de crear una moneda alternativa al dólar, fortaleciendo a China y a Rusia en Iberoamérica. Otro tema delicado es el Fondo Amazonía. Durante el Gobierno de Biden, EE. UU. fue uno de los principales financiadores del fondo, pero Trump no ve con buenos ojos destinar recursos estadounidenses a temas ambientales alineados con la agenda globalista. Así, Brasil podría verse en la necesidad de buscar nuevos socios o alternativas de financiamiento, ya que es probable que Trump recorte recursos para esta iniciativa.
En términos comerciales, la política proteccionista de Trump podría afectar sectores brasileños como el acero y el aluminio, que enfrentaron barreras arancelarias en el pasado. Sin embargo, Brasil podría beneficiarse de la estrategia de «nearshoring« impulsada por Estados Unidos para reducir su dependencia de China, lo cual podría atraer inversiones y producción de empresas que actualmente operan en China, siempre y cuando Brasil adoptara una postura más pro-occidental, algo que difícilmente sucederá bajo el actual Gobierno de Lula.
Argentina: Milei, Elon Musk y la consolidación de la alianza con Trump
Para Javier Milei, la victoria de Trump es una oportunidad para estrechar lazos y fortalecer su agenda anticomunista y libertaria. Milei y Trump comparten la visión de una América Latina libre de influencias comunistas y pueden construir un frente común contra el Foro de São Paulo. Además, Milei ha desarrollado una relación cercana con Elon Musk, con quien comparte posiciones sobre libertad de expresión y críticas a la agenda woke. Varios encuentros entre Milei y Musk en la CPAC reflejan esta afinidad, lo cual podría abrir puertas a inversiones de Musk en Argentina, particularmente en tecnología e infraestructura.
El proteccionismo de Trump contra China también representa una oportunidad para Argentina, que podría beneficiarse de la estrategia de nearshoring, acogiendo empresas estadounidenses que actualmente operan en China. Para esto, el país debe consolidarse como un socio confiable para Occidente y mantener una política económica alineada a los principios de libertad de mercado y combate al socialismo, algo que Milei defiende públicamente.
Colombia: Petro, narcotráfico, la relación con Maduro y una diplomacia tensa
La victoria de Trump coloca a Colombia en una posición delicada. Gustavo Petro, presidente colombiano y exguerrillero, tiene una agenda de extrema izquierda que incluye la normalización de relaciones con Venezuela y una postura más flexible frente al narcotráfico. Esta actitud lo pone en oposición directa a Trump, quien ya se ha manifestado en contra del régimen de Nicolás Maduro y defiende una política antidrogas estricta. Trump ve el narcotráfico como una cuestión de seguridad nacional y probablemente exigirá medidas más severas de Colombia. Además, Petro llegó a comparar a Trump con «Hitler», lo cual aumenta el clima de animosidad entre ambos líderes.
Según la Revista Semana, Francisco Barbosa, exfiscal colombiano, advirtió que las políticas de Petro sobre narcotráfico y su acercamiento a Maduro traerán «fuertes dolores de cabeza» a Colombia en sus relaciones con Estados Unidos. Las cifras sobre el incremento en la producción de cocaína y el cultivo de coca, que crecieron un 53 % y 10 % respectivamente, serán utilizadas por Trump para presionar a Petro a adoptar una postura más rigurosa. El financiamiento estadounidense a Colombia, crucial para combatir el narcotráfico, podría condicionarse a estos cambios. Sin embargo, Petro considera que la política antidrogas de Trump es una «guerra fracasada», lo que dificulta el entendimiento entre ambos.
Venezuela: Maduro, Edmundo González y el apoyo externo de Trump
Con Trump de vuelta en la presidencia, las relaciones entre EE. UU. y Venezuela se mantendrán tensas y desafiantes para el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Durante su primera administración, Trump aplicó una política de sanciones rígidas y apoyo abierto a los movimientos opositores en Venezuela, y ahora, con un panorama aún más adverso para las fuerzas socialistas, su segundo mandato promete una postura aún más firme contra Maduro.
La victoria de Trump abre la posibilidad de una presión internacional significativa para debilitar al régimen de Maduro y apoyar una eventual transición de poder en Venezuela. Un posible foco será el respaldo explícito al presidente venezolano electo, Edmundo González, quien representa la oposición al régimen chavista. Trump podría canalizar apoyo externo, tanto diplomático como económico, para fortalecer a González y ayudar a organizar una coalición internacional dispuesta a deslegitimar a Maduro e imponer sanciones más restrictivas.
Asimismo, la política exterior de Trump no descarta medidas más drásticas. Con una visión de «Paz a través de la Fuerza» (similar a la era Reagan). Trump podría considerar una intervención militar quirúrgica o de mayor escala en Venezuela. Aunque controvertida, una intervención dirigida a retirar a Maduro del poder podría presentarse como una solución para estabilizar el país y restablecer un Gobierno democrático, abriendo paso a que González asuma el cargo. Este escenario, que antes podría considerarse una acción «imperialista», actualmente encuentra mayor aceptación internacional debido a la situación humanitaria crítica en Venezuela y la legitimidad que representa un líder opositor electo.
México: Claudia Sheinbaum, migración, nearshoring y tensiones comerciales
Para México, el segundo mandato de Trump representa una posible crisis migratoria y comercial. Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta mexicana, tiene una postura de izquierda y declaró que «no hay razón para preocuparse» respecto a Trump. Sin embargo, enfrenta grandes retos ya que Trump anunció el retorno de políticas migratorias severas, incluyendo la construcción del muro y el aumento de deportaciones en masa. Estas políticas exigen que México controle más rigurosamente el flujo migratorio y podrían afectar la imagen de Sheinbaum, quien prometió defender los derechos de los inmigrantes.
En lo económico, México es uno de los mayores socios comerciales de EE. UU. y depende en gran medida del mercado estadounidense. Trump ya ha insinuado la posibilidad de imponer aranceles a productos mexicanos, especialmente del sector automotriz, lo que causó inestabilidad en el peso mexicano tras su victoria. Por otro lado, México podría beneficiarse del nearshoring, con empresas estadounidenses interesadas en dejar China y establecerse en territorio mexicano. Para ello, Sheinbaum deberá equilibrar su agenda izquierdista con las exigencias comerciales y de seguridad de EE. UU.
La dependencia tan grande de México hacia Estados Unidos podría llevar a Sheinbaum a adoptar una postura menos radical y quizá más moderada en relación a sus valores socialistas.
La guerra contra el Foro de São Paulo y el apoyo al «Mundo Libre»
La lucha contra el Foro de São Paulo, compuesto por partidos y movimientos de izquierda y extrema izquierda en Iberoamérica, será una prioridad en la agenda de Trump. Su nuevo Gobierno republicano deberá intensificar sanciones económicas y diplomáticas contra países alineados con el Foro, como Cuba, Venezuela y Nicaragua. La política exterior de Trump pretende debilitar estos regímenes y apoyar el surgimiento de liderazgos democráticos y conservadores que se opongan al socialismo.
La comentarista política y periodista brasileña Ana Paula Henkel subraya que Trump retomará la doctrina de «Paz a través de la Fuerza» (Peace through Strength), una estrategia de Ronald Reagan para enfrentar a la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Hoy, esta doctrina apunta a China y su creciente influencia en América Latina. Según Henkel, Trump considera la fuerza militar y la independencia económica como medios fundamentales para mantener el orden internacional y frenar el expansionismo chino.
En temas globales, es probable que Trump reduzca el financiamiento estadounidense para temas ligados a la agenda woke y políticas ambientales con tendencia socialista. Su postura de reducir gastos externos en estos temas representa un cambio significativo en comparación al Gobierno de Biden y es vista como una reacción contra la agenda globalista. De este modo, los países que dependen de recursos estadounidenses para iniciativas ambientales o sociales podrían ver que estos fondos se agotan.
Un nuevo capítulo para Iberoamérica
La reelección de Trump redefine el panorama de las relaciones entre Estados Unidos e Iberoamérica, exigiendo a los líderes regionales tomar una posición clara. Mientras que Argentina tiene oportunidades de fortalecer lazos con EE. UU., Colombia y Brasil probablemente enfrentarán un entorno más desafiante. La estrategia de nearshoring representa una oportunidad para México y Argentina.
Así, Iberoamérica se encuentra en una encrucijada geopolítica: los países que opten por el «Mundo Libre» podrán obtener más fácilmente apoyo económico y diplomático, mientras que aquellos que sigan una línea socialista enfrentarán mayores dificultades, incluyendo sanciones y aislamiento. Aunque existirán situaciones concretas que matizarán estas relaciones(obviamente), esta dicotomía ayudará a ilustrar las tendencias generales en las relaciones entre Iberoamérica y Estados Unidos.