El presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió este lunes al dictador venezolano Nicolás Maduro en Brasilia, en la víspera de la realización de una cumbre en la que el mandatario brasileño pretende relanzar acuerdos de integración con varios jefes de Estado de la región.
La visita de Maduro al gigante sudamericano no es un detalle menor. Se trata del primer viaje que el tirano chavista realiza a Brasil desde 2015, cuando asistió a la toma de posesión de la entonces presidente electa, Dilma Rousseff. Luego de aquello vendría la ruptura de relaciones con el Gobierno brasileño, en medio de la presidencia de Jair Bolsonaro, además de los señalamientos de la Justicia de los Estados Unidos contra Maduro y su régimen, que restringieron severamente su capacidad de movilización por la región y por el mundo.
De hecho, no se trata solamente de que Maduro haya pasado 8 años en volver al Brasil, sino de que éste es, el primer gran viaje que hace fuera de Venezuela en el último año, justamente después de la vorágine internacional que se ha levantado en su contra por violar sistemáticamente Derechos Humanos, imponerse en el poder a través de la vía represiva y verse involucrado en escándalos en los que se le señala por ser parte fundamental en tramas de corrupción, e incluso de narcotráfico.
Quizá el último periplo importante realizado por el mandatario venezolano antes de su arribo a Brasilia esta semana fue aquel de septiembre de 2021, cuando Andrés Manuel López Obrador le extendió la invitación para que participara en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) efectuada en México.
Ahora bien, en esta ocasión Maduro recalcó la importancia de su vuelta a Brasil después de tantos años de ausencia, en medio de un evento que catalogó como «un hecho histórico» de cara a impulsar la alianza izquierdista de gobiernos enmarcada dentro de la llamada «Patria Grande» sudamericana.
«Mi encuentro con el presidente Lula constituye un hecho histórico, trascendental y de victoria de la dignidad de nuestros pueblos. El rescate y reimpulso de la unión entre Brasil y Venezuela, es el camino correcto que nos conducirá hacia el desarrollo y la integración de la Patria Grande», dijo el dictador venezolano tras sostener su encuentro con Lula.
El mandatario brasileño, por su parte, echó mano del recurso de la victimización, imputando todos los males que actualmente sufre Venezuela al «prejuicio» que en la prensa y en los foros internacionales hay en contra del chavismo, al tiempo que instó a Maduro a construir una «narrativa» para contrarrestar a sus adversarios mundiales.
«Usted sabe de la narrativa que se construyó en contra de Venezuela. De que es antidemocrática, de que hay autoritarismo. Entonces lo que debe hacer Venezuela es mostrar su narrativa para que pueda efectivamente hacer que las personas cambien de opinión (…) Es preciso que usted construya su narrativa, que va a ser infinitamente mejor que esa que quieren enfilar contra usted», dijo Lula a Maduro en una conferencia de prensa conjunta.
Además de esto, el jefe de Estado brasileño calificó como «absurdo» el hecho de que buena parte de los países del mundo desconociera la legitimidad de Maduro luego de que éste urdió una elección fraudulenta para quedarse en el poder en 2018, insistiendo en que en la comunidad internacional existe «un prejuicio muy grande» en contra del mandatario venezolano.
«El prejuicio contra Venezuela es muy grande. Nosotros en Brasil sufrimos muchas críticas por ser amigos de ustedes. Nos acusaban diciendo que si yo ganaba las elecciones, Brasil se convertiría en Venezuela, Argentina o en Cuba», aseveró Lula.
Vale recordar que actualmente el régimen chavista está siendo investigado por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por la presunta comisión de crímenes contra la humanidad, al menos desde el año 2014. Recientemente se conoció que en medio de este proceso cerca de 9.000 personas han documentado ante la corte las violaciones de derechos humanos de las que fueron objeto.
Ahora bien, la llegada de Maduro a Brasilia concreta una operación de blanqueo al régimen chavista que tenía meses andando, estructurándose básicamente bajo la articulación de Lula da Silva y de su par colombiano, Gustavo Petro.
La idea desde un principio fue acercar nuevamente a Maduro a los escenarios internacionales, luego de que su imagen quedara resentida en el contexto de las sanciones y las denuncias internacionales en su contra. Al día de hoy, lamentablemente, parece evidenciarse que dicha operación ha comenzado a recoger frutos.