El economista Marcio Pochmann, confirmado para presidir el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) por designación del Gobierno brasileño, ha enfrentado resistencias por sus ideas que no son bien vistas por economistas más ortodoxos. Tiene un perfil ideológico claramente marxista. Anteriormente politizó el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) y fue presidente de la Fundación Perseu Abramo del Partido de los Trabajadores. Existe una gran preocupación de que el PT manipule las estadísticas de varios índices oficiales como lo ha hecho antes en Argentina, Venezuela e incluso Brasil.
Una de sus posiciones polémicas fue cuando expresó sus críticas al «Pix», el método de pago instantáneo creado por el Banco Central durante el gobierno de Jair Bolsonaro. En una publicación en Twitter, afirmó que el «Pix» representó un paso en la «dirección neocolonial», con la apertura financiera y la convertibilidad del real al dólar, lo que hace que el país sea vulnerable a los intereses estadounidenses. Otro punto polémico del economista fue que defendió un Impuesto a la Renta del 60% para rentas superiores a 50 mil reales, además de defender la tributación de las grandes fortunas.
Pochmann también criticó duramente las reformas laborales y de seguridad social realizadas por los gobiernos de Temer y Bolsonaro. La reforma laboral de Temer dio más libertad, facilitó la contratación y el despido; y la reforma de la seguridad social realizada durante el Gobierno de Bolsonaro permitió ajustar las cuentas públicas y reducir los privilegios de los funcionarios. El economista también defendió que sería posible trabajar cuatro horas diarias y tres días a la semana sin comprometer la producción.
También ocupó el cargo de presidente del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) entre 2007 y 2012, durante los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff. Además, presidió la Fundación Perseu Abramo, vinculada al PT, y fue candidato a alcalde de Campinas por el partido en 2012 y 2016, así como a diputado federal en 2018. A nivel municipal, también comandó la Secretaría Municipal para el Desarrollo, el Trabajo y la Solidaridad durante el gobierno de Marta Suplicy en Sao Paulo. Su mandato en el IPEA estuvo marcado por una excesiva politización e ideologización del instituto.
En 2012, la Secretaría de Asuntos Estratégicos creó el concepto de clase media, que consideraba una renta per cápita de 291 a 1019 reales mensuales. En otras palabras, se rebajaron los criterios de qué considerar clase media, y de esta manera millones pasaron a formar parte de la «nueva clase media«.
La colocación de actores políticos extremadamente ideológicos ha sido la regla y no la excepción. Y podemos citar los ejemplos de Aloisio Mercadante en el BNDES; Cristiano Zanin en el STF; Dilma Rousseff en el Banco BRICS; entre otros.
Otros países vinculados al Foro de Sao Paulo también han tratado de manipular las estadísticas para mostrar mejores números que la realidad.
En Argentina, entre 2007 y 2015, el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) fue víctima del llamado «apagón estadístico», medida adoptada por el gobierno kirchnerista para manipular las estadísticas y presentar un panorama económico diferente a la realidad que enfrentan los ciudadanos
El primer indicador manipulado fue el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Con Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio y Alberto Fernández como Jefe de Gabinete en el último año del gobierno de Néstor Kirchner, la organización fue intervenida. Según datos del INDEC de la época, la inflación en 2007 fue de 8,7%, la más baja en cuatro años según estadísticas oficiales. Sin embargo, consultores independientes señalaron tasas entre 16% y 18% para el mismo período, evidenciando manipulación.
La manipulación de las estadísticas se profundizó durante las dos presidencias de Cristina Kirchner. En 2011, la oposición creó el IPC/Congreso para medir la inflación mensualmente, buscando eludir el ocultamiento de datos oficiales.
Otro país de la misma línea ideológica que Lula da Silva, la Venezuela chavista, estuvo más de tres años sin publicar datos oficiales del Banco Central de Venezuela para evitar dar las malas noticias sobre el estado de calamidad de la economía del país después de 2013.