El periodista brasileño Oswaldo Eustáquio está perseguido por el Gobierno de Lula da Silva en Brasil, que desde su vuelta al poder —ayudado siempre por el juez izquierdista Alexandre de Moraes— sólo reprime a la disidencia.
La persecución nace en el año 2020 con la apertura de una investigación en el Tribunal Supremo brasileño. Fue encarcelado en tres ocasiones, en la tercera sufrió torturas que le llevaron a utilizar una silla de ruedas durante mucho tiempo. La investigación fue archivada a petición del Ministerio Público debido a la falta de pruebas. Pero desde ese momento, Alexandre de Moraes arremetió contra él y su familia emitiendo varias órdenes arbitrarias de detención y registro, y la retención de pasaportes. Sus hijos —menores de edad— fueron sometidos a un ambiente de miedo y vergüenza, en unos ataques que violaron las garantías de la Constitución de Brasil. En una ocasión la Policía brasileña entró en su casa y le detuvieron delante de su hijo de seis años.
El Gobierno brasileño solicitó su extradición por supuestos «actos antidemocráticos», difusión de «desinformación» e intento de «golpe de Estado». La decisión motivó la respuesta de diputados federales del país, que en un escrito emitido el pasado 30 de diciembre expresaron su «profunda indignación y preocupación» con la tramitación de la extradición de Eustáquio y reafirmaron «la importancia de preservar (…) la libertad de prensa, la libertad de expresión, la prevalencia de los derechos humanos y la protección de las personas contra la persecución política, valores compartidos por nuestras naciones y consagrados en los más altos tratados internacionales de derechos humanos».
En el escrito recordaron que desde el 21 de marzo de 2024 Oswaldo Eustáquio tiene concedido asilo político tras sufrir persecución en Brasil «por sus actividades periodísticas, consistentes en exponer y denunciar arbitrariedades, abusos de poder, violaciones de derechos humanos y prácticas antidemocráticas por parte de magistrados del Tribunal Supremo». Además, los diputados señalaron que la solicitud de extradición presentada por Alexandre de Moraes ponía en peligro su integridad física y su libertad, exponiéndole a él y a su familia «a represalias que constituyen una grave amenaza para los derechos humanos».
Desde España, Eustáquio ha denunciado que el régimen de Lula da Silva, cuya popularidad ha caído a mínimos históricos, «reprime la libertad» y está obligando a miles de simpatizantes y cargos bolsonaristas a exiliarse. Teme que se haga efectiva la solicitud de extradición porque pone en «peligro» su integridad, y afirma que Lula es un «corrupto» que «dio un golpe de Estado» porque «estaba en la cárcel». Eso sí, tiene la «esperanza» de un cambio político en su país en 2026 de la mano del expresidente Jair Bolsonaro, a quien precisamente denegaron el permiso para viajar a Estados Unidos a la toma de posesión de Donald Trump el pasado 20 de enero.