El pasado 17 de octubre se dio a conocer una acusación de violación contra Manuel Monsalve, quien hasta dicho día oficiaba de Subsecretario del Interior del Gobierno del presidente chileno, Gabriel Boric. El caso está en pleno desarrollo; no obstante, a lo largo de los días se han dado a conocer una serie de irregularidades de quien fue la segunda persona a cargo del orden público y la seguridad de Chile. Por consiguiente, las timoratas declaraciones de autoridades del Ejecutivo han permitido desenmascarar, en primer lugar, la real cara de los feminismos; y por otro, que la superioridad moral que proclama el actual gobierno de Chile es justamente de lo que carecen.
Durante la última década, hemos observado cómo los movimientos feministas han afirmado que son un movimiento de mujeres y para mujeres. Por lo cual, tras un caso de violencia contra una mujer, las «alertas moradas» y performances feministas han buscado denunciar, aparentemente, dichos casos.
No obstante, ya a esta altura, no es una novedad que los feminismos no defienden a todas las mujeres por igual. De hecho, distintas consignas feministas han señalado que la mujer de derechas, la mujer policía o la mujer de buena situación socioeconómica no es compañera. Por ello, si una mujer representa dichos imaginarios, el colectivo Las Tesis no realizará su cántico Un violador en tu camino, como ocurrió para la revuelta del 18 de octubre de 2019, una performance que llegó a viralizarse en distintos lugares del mundo.
Esta situación —la de no hacer alertas moradas porque no defienden a todas las mujeres por igual— ocurrió con la denuncia de una joven funcionaria del Ministerio del Interior de Chile, de 32 años, contra su jefe, Manuel Monsalve de 59 años y militante del Partido Socialista, quien se especulaba que postularía al Senado el próximo año.
Esta acusación ha generado un terremoto en el Gobierno de Gabriel Boric, el que se ha proclamado como feminista, con superioridad moral y que su escala de valores es superior a la izquierda tradicional chilena —tal como sostuvo Giorgio Jackson en 2022—. De igual forma, la imputación contra Monsalve ha puesto bajo cuestionamiento al Ministerio del Interior, cartera encargada de mantener el orden público y la seguridad del país.
Así, el Ejecutivo de Boric está enfrentando una de sus semanas más complejas y ha generado toda una crisis interna a días de las elecciones municipales y regionales de este sábado 26 y domingo 27 de octubre, lo que se presume que golpeará fuertemente a los candidatos del oficialismo.
Irregularidades del caso Monsalve
La joven subalterna de Monsalve presentó la denuncia por abuso sexual y violación el lunes 14 de octubre, por hechos que ocurrieron el domingo 22 de septiembre, en el contexto de las festividades de las Fiestas Patrias de Chile. Tras una cena en un restaurante en Santiago, que incluyó el consumo de alcohol, la joven señala que despertó al día siguiente en el hotel Panamericano con el entonces Subsecretario, sin recordar los detalles de la noche anterior y con signos de abuso sexual. Monsalve se alojaba durante la semana en dicho hotel, dado que es de la región del Biobío. Solía contar con escoltas en el hotel, sin embargo, se ausentaron la noche del presunto ataque sexual. Con todo, al día siguiente, Monsalve debía presentarse a entregar el balance de delitos de las Fiestas Patrias a las 8:30 horas, pero se ausentó de esa actividad.
La mujer señaló en su denuncia que Monsalve la había contactado con anterioridad por la aplicación Signal, que permite programar el borrado de los mensajes en segundos. Asimismo, que la ex autoridad le había ofrecido un ascenso, lo que implicaba acompañarlo en todo viaje y actividad que llegara a realizar a lo largo del país. Además, que en otra ocasión Monsalve le dio un beso que ella rechazó.
Tras la denuncia, el 15 de octubre, el fiscal Armendáriz incautó el celular de Monsalve, quien declaró en esa ocasión que «no se acordaba de nada». El 16 de octubre, la Fiscalía incautó dos celulares más de Monsalve.
El caso se dio a conocer públicamente el 17 de octubre, mientras estaba exponiendo en la sede del ex Congreso Nacional sobre la Ley de Presupuesto. Ese mismo día, Monsalve realizó una rueda de prensa en el palacio presidencial de La Moneda, que confirmó la acusación y sostuvo que «demostrará su inocencia», por lo cual, dejaba su cargo.
Durante esa jornada, la ministra del Interior, Carolina Tohá, afirmó que las autoridades de Gobierno conocían de manera general la denuncia pero no el detalle de esta. Este último punto abrió un gran flanco al gobierno izquierdista, pues después se supo que tuvieron esta información con 48 horas de anticipación a la renuncia de Monsalve, y aún así no le removieron de sus funciones durante esos dos días.
No obstante, las irregularidades continuaron. El viernes 18 de octubre se dio a conocer que Monsalve, cuando aún se encontraba en su cargo de Subsecretario del Interior y con potestad sobre las policías chilenas, solicitó a la Policía de Investigaciones (PDI) que revisaran las cámaras del hotel en el cual se suele hospedar y ocurrieron los hechos denunciados. No obstante, tras la denuncia de la presunta víctima, la PDI fue a buscar las cámaras pero se enteraron que las grabaciones ya estaban en su poder, develando el abuso de poder y manipulación por parte de Monsalve, violando la Ley de Inteligencia.
Asimismo, posteriormente se confirmó que Monsalve ordenó a funcionarios de la PDI revisar las cámaras de todo el trayecto por el que pasó con la mujer denunciante, y que envió a policías a conversar con la víctima porque sospechaba de una posible denuncia.
Los timoratos discursos del oficialismo
El mismo 18 octubre, cuando se cumplían cinco años de la revuelta insurrección, el presidente Boric en el contexto de una actividad en Lampa, respondió los cuestionamientos de la prensa sobre el caso Monsalve a lo largo de 53 minutos. Tras una desastrosa performance y amedrentar a su jefa de Prensa en cadena nacional, Boric sostuvo que, el martes 15 de noviembre, Monsalve le contó que había revisado las cámaras de seguridad del hotel pero que no tenía información de si «hubo manipulación de pruebas».
No obstante, la ministra de la Mujer y «Equidad de Género», Antonia Orellana, reconocida feminista radical, ha sido ampliamente cuestionada por la opinión pública, ya que se refirió al caso tardía y soezmente. Pues, señaló en televisión abierta que «no estamos hablando de un portero del servicio público», por lo que se cuestionó ampliamente que cuando el acusado de violación es una autoridad de Gobierno no tendrá la misma sanción que un funcionario u otro trabajador, develando el clasismo de la ministra. Asimismo, permite entender que el relato de la víctima no se creerá siempre, a pesar de que ha sido la consigna del Gobierno, porque hay una «sororidad» selectiva.
El derrumbe del Gobierno de Boric
No cabe duda que el caso Monsalve ha generado un derrumbe del Gobierno de Gabriel Boric, justo a unos días de las elecciones municipales y regionales del 26 y 27 de octubre. El Ejecutivo escupió al cielo con los discursos de superioridad moral y su narrativa anti-abusos.
El Gobierno de manera obtusa ha buscado bajarle el perfil a una grave y delicada denuncia de abuso sexual y violación, acusación que recae sobre la segunda autoridad encargada de la seguridad y orden público del país. Asimismo, se ha cuestionado la presunta obstrucción a la justicia que realizó Monsalve con la revisión de las grabaciones y que haya enviado a funcionarios de la PDI a interrogar a la víctima. ¿Con qué fin? ¿Para amedrentar a la víctima? ¿Cuánta información, de la recién señalada, era realmente conocida por Boric?
De igual forma, la ausencia de Monsalve ante la rueda de prensa del balance de crímenes durante las Fiestas Patrias, devela la inoperancia y escaso compromiso que ha presentado este Gobierno con la crisis de violencia y criminalidad que ha enfrentado el país durante los últimos años.
Por otro lado, vuelve a demostrarse, una vez más, que los feminismos no reivindican a la mujer porque solo utilizan casos mediáticos que les sean útiles para avanzar en su agenda radical que es funcional al progresismo. Claramente, una acusación contra un político del Partido Socialista y ex autoridad del gobierno frenteamplista, no le hace buena publicidad al actual oficialismo. No obstante, es necesario recalcar este punto, dado que muchos análisis han acusado de «falso» feminismo al Ejecutivo de Boric. Empero, los feminismos —siguiendo a Laclau y Mouffe— son un movimiento que apunta a instalar falsos antagonismos y a profundizar la «revolución democrática». Por ello, se explica que sean timoratos ante el caso de denuncia de violación de Monsalve y que hayan estado más preocupados del victimario que de la víctima.
En suma, esta generación de jóvenes autoridades que ostentan la superioridad moral y que venían a salvar a los chilenos de la vieja y mala política, con las banderas feministas, han demostrado en el ejercicio de la gobernanza que carecen de moral. De igual forma, la izquierda tradicional, caracterizada por contar con experiencia en el ejercicio del poder y que es parte del oficialismo, no ha logrado corregir al Gobierno y se han sumido bajo la enfermedad infantil del frenteamplismo. Es así como el caso Monsalve ha terminado por sepultar al Ejecutivo feminista de Gabriel Boric.