«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Acaba de fallecer Don José Delicado, arzobispo emérito de Valladolid

La última vez que le vi en una Plenaria, seguramente el pasado año, o si no el anterior, estaba ya muy acabadito. 

Había nacido en Almansa, diócesis de Albacete, el 18 de enero de 1927. Tenía por tanto 87 años.

Fue cura progresista en su diócesis y seguramente eso le valió el episcopado en 1969 para mi diócesis natal, Tuy-Vigo, en 1969, por obra y poca gracia de Pablo VI. En ella estuvo hasta 1975 año en el que el mismo Papa le promovió al arzobispado de Valladolid. Donde ya se le aceptó la renuncia por Juan Pablo II en 2002. Jamás pensó este Papa en darle un arzobispado de más importancia. Y le aceptó la renuncia a los siete meses de presentarla. 

En Tuy-Vigo representó lo malo de aquella Iglesia aunque con alguna moderación dentro de lo que entonces se llevaba. Seguramente por su bonhomía personal que nadie le discute. A Valladolid llegó ya muy atemperado seguramente por haber comprobado lo ilusorio de sus postulados. Y en Pucela fue un arzobispo discreto. Aunque no para echar cohetes. Mi diócesis natal, hay que reconocerlo, quedó herida tras su paso pero no arrasada. Ciertamente no era de lo peor.

Hoy ha comparecido ante Dios a dar cuenta de sus aciertos y de sus errores. Piadoso lo fue siempre y eso va a pesar mucho en las divinas balanzas. Un genio no lo fue y Dios no le va a pedir cuenta de lo que no le dio. En Vigo se le llamaba Pepe Pachucho, por su primer apellido, y Pepe Panocha, por el color de su pelo,pero más bien con afecto. Y como la mayoría de la gente no se entera de entresijos eclesiales no dejó mal recuerdo. Aunque hoy, salvo en el clero muy mayor, nadie se acuerde de él.

Encomendad a Dios su alma. R.I.P.

 

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