Tengo al cardenal aragonés Santos Abril, Demonios Diciembre le suelo llamar, lo de Santos me parece sacrílego y lo de Abril, el més primaveral, nada de acuerdo con su personalidad, por uno de los peores miembros del Sacro Colegio. No me gustaba nada antes de Francisco y menos con un Papa del que es muy próximo.
Oscaiglesia le hace un traje a la medida en su web.
http://www.oscaiglesia.blogspot.com.es/2014/11/el-hombre-del-papa.html
Lo suscribo enteramente aunque personalmente creo que es todavía peor de lo que de esa página resulta. Lo único bueno, en mi opinión, de ese cardenal que debemos a Benedicto XVI, es que el pasado 21 de septiembre cumplió 79 años. Le queda menos de un año para perder sus derechos electorales que, dicen, en el pasado Cónclave, utllizó a tope en favor del cardenal Bergoglio. Su cargo, en Santa María la Mayor, de la que creo recordar que expulsó la misa tradicional, es poco más que nada con sifón. Pero no le viene de ahí su influjo sino de la proximidad a Francisco. Parece que su apoyo al Yanero solitario ha sido decisivo en la defenestración de Don Manuel Ureña. Parafraseando al Tenorio bien podríamos decir «por donde quiera que voy van cadáveres conmigo». Los de Livieres y Ureña le acompañan. Un santo que mata a buenos, no es santo ni mucho menos. Y si en Abril, aguas mil, que hacen crecer las cosechas, las de éste son torrentes que acaban con todo. Con todo lo bueno.
Nos quedan diez meses y pocos días para que los años barran a este baturro, en el peor sentido de la palabra, que los tiene excelentes, de Alfambra. Las ruinas que dejó la batalla de ese nombre son pocas en comparación con las que el cardenal de Alfambra está dejando y todavía puede dejar. Hay cardenales Cisneros y vulgares Rasputines, éste de Cisneros no tiene nada.
