Nunca me gustó ese político. Incluso llegué a pensar que su modificación de la Ley del Aborto, que nunca creí que llegara a término, era una engañifa del PP para no perder votos en las elecciones pero que nunca pensaba el llevar a su fin. En lo del fin, acerté plenamente. Puede que me equivocara con Gallardón. A quien creía una pieza más, en su situación muy relevante para vendernos ese engaño. Hoy pienso, tras su dimisión, que igual él también fue uno de los engañados,
Los suyos le han dejado tan en paños menores que por vergüenza torera ha tenido que dimitir. Pues ese acto, tan rarísimo en España, ha hecho que mi opinión sobre su persona mejore notablemente. Hoy se ha vestido por los pies. Y lo que pienso sobre los que se quedan es deplorable. Por mí les votará su abuela. Yo ciertamente no.
