Victorino Pérez Prieto es un sacerdote que sa ha casado civilmente y que se manifiesta continuamente hipercrítico con la Iglesia. Ha escrito un libro que mi colega bloguero Tomás de la Torre califica de herético. Sus motivos tendrá. Yo no lo he leído ni pienso hacerlo.
https://gaceta.estomas-torre-lendinez/cura-gallego-bendice-libro-heretico-03062014-1958
Reconozco el derecho de Pérez Prieto a escribir lo que le dé la gana y a pensar de la Iglesia lo que quiera. También a manifestarlo. No habla la Iglesia por quien ha decidido emprender una nueva vida al margen de la misma. Por ello esta entrada no se refiere a ese señor, que ni me va ni me viene, sino a su entorno. Que ese sí me afecta. Porque en él interviene un sacerdote de la archidiócesis compostelana, Andrés García Vilariño, de alguna notoriedad, y un padre jesuita, Joaquín García de Dios. Ambos arropan al autor del libro en la presentación del mismo. Como puede comprobarse por la fotografía.
Y eso es lo que me parece mal. Porque dos sacerdotes en activo no tenían que estar allí. Si el libro lo hubiera presentado el presidente del Deportivo, el jefe de los Bomberos o un diputado del Bloque esa noticia no aparecería en el Blog. Salvo que el presidente del Deportivo fuera además el delegado diocesano de Cáritas o el jefe de los Bomberos diácono permanente. Creo que a todo sacerdote se le debe exigir un mínimo de solidaridad eclesial. No puede estar en cualquier sitio y menos comprometiendo a la Iglesia con su presencia. Eso tendría que acabarse de una vez por todas. Yo no puedo hacer nada al respecto. O sólo protestar. Pues aquí queda mi protesta.
Si dos sacerdotes, diocesano el uno y regular el otro, hubieran acudido a presentar un acto lefebvrista estoy seguro de que habrían sido desautorizados inmediatamente. Y con razón. En el otro extremo parece que hay bula. Y siendo antieclesiales ambos extremos el segundo me parece que lo es bastante más. Pues difícil atar esa mosca por el rabo.
