«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Germinans en apuros económicos

Jamás he pedido aportaciones económicas. Tampoco ahora lo hago. Pero entre mis debilidades, unas cuantas, está Germinans. Que pasa apuros derivados de los Sistach’boys y de sus recurosos a los tribunales. Y eso cuesta dinero y más a economías no boyantes. como son las de quienes hacen la página. Piden ayuda. Yo traslado a los lectores esa petición. Simplemente.

http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2014/03/cuestacion-germinans-estamos-ya-en-el-10.html

Y sigo pasmado ante la caridad fraterna, tan evangélica, tan misericordieante, de algunos de los protagonistas, directos o tras las bambalinas. ¡Qué maravilloso ejemplo de seguimiento del Maestro! Y a algunos no se les caerá la cara de vergüenza cuando digan aquello de Daos fraternalmente la paz. Pues, carajo, con la fraternidad. Que a veces los tacos describen mejor la situación. Yo evidentemente no soy un pacifista enragé. Me limito a dar la paz al que tengo al lado sin viajes tumultuarios a los alrededores. Una de ellas es siempre mi mujer, con quien tengo una convivencia muy pacífica porque ella lo es, y holgaría darle la paz, y el otro o la otra, es un desconocido a quien tengo al lado al que le deseo la paz como la salud, que le toquen las quinielas o que al salir de misa disfrute de un aperitivo. Pero que quienes nos exhortan tan solemnemente a la paz, sea obispo, preste o diácono, luego hagan tal irrisión de ella me parece una tomadura de pelo. Y ademas acabábamos de oírles lo de que piden a Dios que les perdone sus deudas como ellos se las perdonan a sus deudores. Pues, van aviados como Dios les mida por el mismo rasero. Perdón, que ahora no hay deudas. Viene nás al cuento todavía. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y ahora, lo siento mucho, soy muy ordinario, no debería expresareme así pero carajo, nuevamente, con el perdón. Y por seguir con el cabreo, todo eso es una coña marinera de unos impresentables que nos predican lo que no pactican y además viven  de ello. Y al que le pique, que se rasque.  

Pues ya lo ven, desahogados de momento mis cabreos, os dejo la llamada de Germinans. Que cada cual haga lo que le parezca. Yo no vivo en Barcelona y las veces que voy asisto a misas de mi gusto. Pero si alguna vez, por equivocación, me encontrara en una en la que oficiara de diácono Matamala, y tanto, si con dalmática o sin ella me exhotara a darnos fraternalmente la paz me costaría contenerme y no decirle ¡Tururú! 

 

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