Toda una joya este miserable cardenal alemán ha que montado un trifostio como no se conocía en la Iglesia desde los días de la Reforma Protestante. Y al que incomprensiblemente el Papa, en un error monumental, ha dado un protagonismo verdaderamente escandaloso. Y que se le ha ido de las manos. En claro descrédito de su persona e incluso, lo que es más grave, de su alto ministerio.
Verdaderamente se ha lucido Su Santidad con la elección de personas para dirigir un Sínodo que en ocasiones hasta pudo parecer un contradiós. Porque los distinguidos con las altas designaciones papales: Kasper, Baldisseri, Erdö, Forte han quedado tan desprestigiados, tras el abierto rechazo de los padres sinodales, que bien harían, por propio decoro en el caso de que lo tuvieren, aunque parece que ignoran totalmente lo que es eso, en desaparecer para siempre de la relevancia eclesial. El «Trucho», tal vez más hábil, ha procurado pasar más desapercibido en esta exhibición de mediocridades que intentaron vendernos otra Iglesia. Con nocturnidad y alevosía.
La «teología de rodillas» se ha desinflado como un globo de mala calidad. Se ha hablado mucho del mal estado físico del Papa que le impide arrodillarse. A ver si más que las rodillas, las caderas, el lumbago o lo que sea del Papa el no arrodillarse tiene otra causa. No parecerse al «arrodillado» Kasper. Que hasta nos ha resultado racista. Hubo un maldito alemán que llevó el racismo a cumbres de barbarie contra judíos y gitanos. Este otro alemán es a los negros a quienes desprecia. Pero aquel no era católico. El de hoy es cardenal.
Lo que dijo de los sinodales africanos es vergonzoso e intolerable. Por muy cabreado que estuviera ante su inmenso fracaso sinodal. Después se dio cuenta de su descomunal metedura de pata y cobardemente la negó. Mintiendo de modo descarado. Pero se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, que dice el refrán. Vamos, que una joya ese tipejo hereje, racista, cobarde y mentiroso.