La diócesis de Málaga ha reprobado el infame pregón del que hemos dado cuenta en el Blog. No mojándose mucho pero de modo cierto. La web diocesana ha publicado de forma destacada, de momento como primera noticia, la clara desautorización de la Cofradía comprometida al pregonero.
http://www.diocesismalaga.es/index.php?mod=content&secc=view&id=2014040407
El obispo tendrá los defectos que se quieran, también virtudes, pero es seguro que el penosísimo pregón tuvo que disgustarle profundamente. Y como algo tenía que decir se buscó esta salida, que no es ciertamente heroica pero que salva la situación en la que le habían colocado. Porque no tengo la menor duda de que la inclusión del texto cofrade en la página del obispado, que por tanto lo asume, se hizo, tras el escándalo que se armó, con autorización expresa del obispo. No cabe pensar que con ello han metido otro gol a Don Jesús Catalá. Constando además a todos los que le conocen que no le gusta nada que se los marquen y que no reacciona sonriente ante los mismos.
¿Está salvado el honor de la diócesis? Seguramente no de modo entusiasmante pero sustancialmente sí. El obispo suele buscar más lo efectivo que el entusiasmo. Cuando ambas cosas deberían ir juntas. Pero cada uno es como es. El pregonero ha sido desautorizado por la cofradía y también por la diócesis. Eso era lo necesario. Tal vez la faena haya sido de aliño, sin adornos. Pero ahí está. El toro, digamos mejor el novillo, ha caído sin necesidad de descabello. La estocada no ha sido en el morrillo. Trasera, caída y algo atravesada. Pero efectiva. Tal vez el bicho no se mereciera más. Faena sin orejas pero tampoco merecedora de pitos. Se ha cumplido el trámite con algún decoro.
Y una vez más, a lo de siempre. Los subalternos pueden dejar vendido al maestro. Y ahí está la responsabilidad de éste. Porque los elige él. Y los obispos tienen muchos verdaderamente impresentables. Que no ahorman al toro y le colocan en su sitio sino que se esfuerzan en malearle y propician la cogida. No me parece que Don Jesús Catalá sea maestro que no tome nota. Más bien es puntilloso en eso. Su lidia es mucho más efectiva que adornada. Diría que es más El Viti que Antonio Bienvenida. Pero tampoco es un José Tomás a quien parece no importarle mucho la cornada.