Hoy va de Novell. Y por lo mismo de tontadas.
El virtuosísimo obispo de Solsona, tan en línea con el Papa Francisco, renuncia a vivir en su Palacio y se va a una habitación del Seminario.
¡Qué maravilloso ejemplo de humildad, de desprendimiento, de pobreza… Seguidor de Aquel que ni tenía donde reclinar su cabeza, cómo iba a vivir en un palacio como un príncipe de este mundo si donde debería estar es clavado a la Cruz de su Maestro. ¡Qué bonito! ¡Qué obispo más humilde, más santo, más guay!
Pues que no nos vendan milongas. Vivir en un destartalado palacio, conocí a obispo que a partir de las siete de la tarde se quedaba solo en el inmenso caserón hasta el punto de hacerse una tortilla francesa y abrir un yogur para cenar, helado en invierno, conviviendo sólo con mil ruidos, vaciando por las mañanas los cubos que recogían el agua de las numerosas goteras… Pues como para que alguien nos diga la maravillosa virtud de quien se traslada a un apartamento, que previamente le han acondicionado, caliente, con compañía, las cenas servidas y después con los cubiertos lavados…
El obispo héroe, el obispo mártir, el obispo humilde, el obispo santo es aquel que pudiendo vivir en la comodidades del seminario o de la casa sacerdotal, sigue en si inhóspito y destartalado palacio. Que la palabra palacio, salvo contadísimos casos, sólo quiere decir un caserón que se viene abajo. Y hasta le dan hecho el trabajo a los enemigos de la Iglesia. Uno abandona el «palacio», figúrense ustedes como viven los demás. Y chupando la sangre a los españoles.
Novell ha buscado su propia comodidad. No se lo censuro. Pero ya que tiremos cohetes todos porque haya «abandonado» el palacio quede para los imbéciles que no saben nada de nada.
http://www.segre.com/detall-de-la-noticia/article/novell-renuncia-al-palau/
