Me llegan dos sentencias de los tribunales peruanos que me han dejado verdaderamente con los ojos a cuadros. Si son ciertas, lo que puedo asegurar que es cierto que las he recibido pero podrían ser un montaje, es para que todos flipemos ante la situación de esa diócesis. Por supuesto que también por que exista un arzobispo así. Y hasta de un nuncio que lo permita. Si lo ha denunciado a Roma el problema no sería del representante del Papa sino de la Curia vaticana.
El condenado en esas sentencias, caso de ser ciertas y si no lo son ya nos lo dirán desde Perú y publicaremos la correspondiente rectificación, es nada menos que, según también me dicen, el párroco de la parroquia Sagrada Familia, Capellán del Hospital de Huamanga, Canciller de la archidiócesis de Ayacucho, profesor del Seminario San Cristóbal de Huamanga, dicta cursos en el Centro Pastoral de Huamanga; y pienso que remunerado por cada uno de los cargos. Pues se ha afanado una custodia de oro y los tribunales peruanos, en dos instancias, le han condenado por ello. Pues como si nada. Ahí sigue montado en el machito si realmente ocupa todos esos cargos.
El relato de los hechos es rocambolesco. Hasta ha decuelto un sucedáneo de la custodia, más falsa que Judas, que en vez de ser de oro está ligeramente bañada y jhasta el pie es de madera. Cuesta trabajo creer todo lo que en ambas sentencias se refiere.
Y por ser todo tan inverosímil uno se resiste a creerlo sin más. Pero, de ser cierto, el arzobispo, Salvador Piñeiro García-Calderón o es un bobo integral o un malvado. Incluso podrían coincidir ambas características en una persona. Si todo fuera falso creo que conviene también publicarlo para desmontar una calumnia que están haciendo correr en Perú y que deja en pésima situación a un sacerdote y a su arzobispo. Desde Perú tienen la palabra para confirmar o desmentir los hechos. Y por supuesto que el Blog se haría eco de la verdad.
Tengo las sentencias en mi poder pero me han llegado en un sistema que dada mi ignorancia de internet no me permite copiarlas. Supongo que tan pronto aparezcan por casa algún hijo, yerno o hasta nieto, que tengo uno que es un genio del ordenador a sus trece años, desaparecerá la dificultad y podré ponerlas en conocimiento de todos. Es tan increíble lo que en ellas se denuncia que me resisto a darlas por fidedignas sin más. Pero repito que pienso que es bueno que se conozcan. Para que todos sepan la situación de la archidiócesis de Ayacucho o las turbias maniobras que algunos utilizan para desacreditar de modo miserable a un arzobispo y a un sacerdote.
Además, mi torpeza internáutica sirve para dar morbillo al tema. Seguro que los lectores van a estar muy interesados en conocer ambos fallos judiciales. Y, de ser ciertos, supongo que también algunos se echarán a temblar ya ante lo que se va a saber.
