Estos procesos muestran la enorme importancia que tiene la educación en la familia y en la escuela, sobre todo en el aspecto moral y religioso.
Peter Kopa, Praga 24.12.2017
Hace 50 años fue muerto Che Guevara, al que la izquierda le ha elevado a los altares del perpetuo recuerdo, como icono y símbolo de un sueño imposible. Este sueño tuvo lugar en el tercer mundo de entonces, donde el argentino Fidel Castro encendió la mecha de la revolución en Cuba, en la esperanza de levantar en llamas revolucionarias a toda hispanoamérica, secundado por su fiel compañero de armas, el Che Guevara.
Es interesante comprobar que ambos procedían de una clase social acomodada, con buenos estudios. El ´Che´era nada menos que médico. Nació en 1928 en la ciudad argentina de Rosario. En sus numerosos viajes por Latinoamérica le impresionó la verticalidad social que entonces significaba mucha pobreza y marginación. Esto le movió a buscar el remedio en una instigación revolucionaria de inspiración comunista. En 1956 conoció a Fidel Castro en Méjico, en donde estaba exilado por sus ideas revolucionarias de análoga inspiración. Juntos organizaron el levantamiento revolucionario en Cuba, en contra del régimen de Batista. El ´Che´era la mano derecha de Castro, llegando a matar a mucha gente. Para él, la causa de la revolución lo justificaba todo, llegando a decir que ´nosotros hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario´.
Como ministro de industria y presidente del banco central de Cuba firmó un amplio acuerdo comercial con los países del entonces bloque comunista. Su gestión tuvo resultados desastrosos, porque seguía fielmente el dogma comunista de la confiscación total para luego instaurar una economía planificada por el Estado. Hasta hoy Cuba está pagando el precio de este error con pobreza y falta de libertad, que no es el resultado del embargo americano, sino consecuencia de los propios errores políticos anteriores al embargo.
En 1965 Che Guevara intenta introducir su revolución en el Congo, con el mismo sistema de guerrillas, hasta que dos años más tarde este intento fracasa totalmente. Otro intento igual en Bolivia tampoco tiene éxito, donde fue herido y ajusticiado el 9 de Octubre por orden del presidente boliviano. Se supone que Fidel Castro mismo indicó antes su paradero, porque ya hace años se había separado de él para realizar su propio sueño revolucionario, en contra de su voluntad.
Recién en 1997 se descubre su tumba, trasladándose sus restos a Cuba. Los medios de información a nivel mundial, que tienen el bolsillo a la derecha y –muchas veces- el corazón a la izquierda, se han encargado de estilizar su imagen histórica, elevándole cada vez más como un gran héroe a imitar. Hace poco, el presidente boliviano Morales ha decretado cinco días de celebración oficial para recordar su persona con motivo del 50 aniversario de su muerte. Sin embargo, reflexionando hoy sobre el significado histórico del Che Guevara y Fidel Castro, cabe concluir lo siguiente:
Sin ellos Rusia no se hubiese quemado políticamente en Hispanoamérica, cuya culminación fue la crisis de Cuba en 1962, cuando barcos rusos con su cargamento de cohetes y bombas atómicas han tenido que doblegarse al ultimátum de John F. Kennedy de destrucción inmediata si no viraban su rubo de vuelta a Rusia. Además, Cuba costó a los rusos muchísimo dinero y al final, el resultado fue muy negativo, tanto en lo económico como en lo político. Desde entonces el comunismo comienza poco a poco a perder credibilidad en las filas de la izquierda política en todo el mundo.
Ambos soñadores han logrado, sin buscarlo, acelerar el derrumbamiento del comunismo en 1989 y también la falsa teología de la liberación, sobre todo en Latinoamérica.
Otro fenómeno interesante es el comprobar que el levantamiento contra regímenes establecidos –tantas veces dictaduras horrorosas- no ha surgido primordialmente de los pobres y marginados, sino desde personas del ´establishment´ con estudios superiores, que siempre se han aprovechado de una situación previa de descontento en la población. Esto lo hemos visto en la revolución francesa de 1789, en la rusa de 1917, en la china, etc. Tan es así, que la inoculación del virus marxista en Rusia fue incluso bien preparada por todo un conjunto de personas a las que unía el interés común de dañar a Rusia: en primer lugar, las sociedades secretas en USA, que ya entonces buscaban instaurar su nuevo orden en el mundo, consideraban que –al igual que en el caso de la Revolución Francesa- había que liquidar el ´ancien regime´en Rusia (es decir, la monarquía, la nobleza y la Iglesia Ortodoxa). Por otra parte, al ´Kayser Wilhelm´en Alemania le interesaba debilitar a Rusia, porque estaba en guerra con ella. Así fue cómo se puso todo el dinero que hacía falta para financiar la operación revolucionaria, y todo un tráfico de influencias para llevar a Lenin y a su equipo de instigadores políticos, en un tren especial con salvoconducto, para atravesar todas las fronteras hasta Leningrado.
Finalmente, estos procesos muestran la enorme importancia que tiene la educación en la familia y en la escuela, sobre todo en el aspecto moral y religioso, porque sin esto las masas se convierten en presa fácil de los manipuladores políticos. En nuestros días, el enorme déficit de formación, a nivel mundial, permite presagiar grandes desastres de injusticias y opresión de las minorías que esperan en vano que el Estado proteja sus derechos humanos. La situación podría parecer sin mayores esperanzas de mejora, pero como siempre, la providencia divina se encarga de combatir el mal con otro mal, o dicho de otro modo, para entendernos: el nacismo combatió el comunismo e incluso Fidel Castro y el ´Che´ han contribuido a su derrumbamiento. Y no es difícil encontrar los rastros de esta especie de Ley en toda la historia de la humanidad. Por ejemplo, hoy: ¿Cómo irá evolucionando para el bien el problema del Islam?
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