La idea de que el Kremlin desee un acercamiento con su viejo rival y diseñe medidas concretas para procurarlo -el ‘plan’- debería recibirse en el mundo entero con alivio.
Como en un ‘remake’ de ‘La Noche de los Muertos Vivientes’, no importa la de veces que los datos y nuevas investigaciones ‘maten’ la ‘trama rusa’, que la patética y mutante patraña con que los ‘medios de prestigio’ americanos pretenden hundir a Trump se niega a quedarse quieta en su tumba y sale cada poco tiempo a pasear por los titulares.
Naturalmente, no hace más que menguar. Lo que originalmente era un siniestro plan pergeñado a pachas entre Putin y la campaña de Trump para manipular el voto electrónico pasó en seguida a ser un masivo robo de correos de la campaña demócrata puestos en circulación por WikiLeaks mediante hackeo ruso.
Eso tampoco ha colado. No solo la obsesiva y prolongada investigación del entonces jefe del FBI, James Comey, volvió con las manos bochornosamente vacías, sino que un grupo de expertos determinó que los ordenadores del Comité Nacional Demócratas no habían sido hackeados, ni por Rusia ni por nadie, sino que la información filtrada a WikiLeaks se había grabado en un ‘pendrive’ por alguien de dentro.
Pero la última ‘exclusiva’ se lleva la palma en punto a ridiculez. La da Buzzfeed, el mismo chiringuito informativo digital que ‘reveló’ la truculenta historia de las aberrantes aventuras sexuales de Donald Trump en Moscú. Mejor se lo leo (traducido) según ha aparecido en Twitter, porque si lo explico sin más creerían que exagero: «EXCLUSIVA: Rusia preparaba un plan para estrechar relaciones con Estados Unidos tras la victoria de Trump, revela un documento secreto».
«Estrechar relaciones con Estados Unidos», ¿cabe mayor infamia? No me extraña que el documento se mantuviera secreto, sabe Dios el escándalo que se hubiera podido montar de saberse en su día que la segunda potencia militar mundial quería llevarse bien con Estados Unidos ‘sólo’ un cuarto de siglo después del fin de la Guerra Fría.
La idea de que el Kremlin desee un acercamiento con su viejo rival y diseñe medidas concretas para procurarlo -el ‘plan’- debería recibirse en el mundo entero con alivio, sobre todo en un momento en que el mapa mundi parece llenarse de crisis potencialmente letales. Y, naturalmente, no debería sorprender a nadie, mucho menos escandilizarle.
De hecho, la exclusiva debería recibirse universalmente con una carcajada, pero si así ha sido en algunos sectores, todavía quedan suficientes almas cándidas que ven -leo en un foro- «confirmadas sus sospechas» de colusión entre Trump y Putin.
Todo esto, a solo dos días del aniversario de la fecha que cambió la historia y que puso a Occidente en curso de colisión con un nuevo enemigo, el islamismo radical, una nueva ‘guerra’ en la que Rusia podía y debía ser, en lugar de enemigo, aliado.
O eso creíamos. Lo que realmente ocurrió después casa mal, muy mal, con estos inicios. El propio George W. Bush, el presidente que tuvo que lidiar con el ataque contra el World Trade Center aquel infausto 11 de septiembre de 2001, se apresuró a anunciar una inane ‘Guerra contra el Terror’, un modo como otro cualquiera de escamotear el nombre del enemigo. Y la reacción fueron dos guerras de invasión -Afganistán e Irak- contra dos países que no tenían compatriota alguno entre los 19 terroristas que actuaron aquel día.
Hay otro país, en cambio, del que eran naturales 15 de esos terroristas, Arabia Saudí, que no solo salió de rositas de la aparatosa crisis bélica sino que se confirmó en el puesto de «muy mejor amigo» de Washington.
Y si queda algún ingenuo que replique que, al final, no fue Arabia Saudí responsable del ataque sino el grupo terrorista Al Qaeda, conviene recordarle que el Gobierno norteamericano de Barak Obama ha estado financiando y entrenando a Al Qaeda en Siria contra Assad. Y hoy mismo es fácil leer a sesudos ‘expertos’ a sueldo de algún órgano neoconservador lamentando que el ISIS sea derrotado.
Antes de ayer se nos pedía que «recordásemos la lección del 11-S». Pero visto que dicha lección parece ser que si te atacan en tu territorio terroristas musulmanes debes convertir a Rusia en tu enemigo y a Al Qaeda en tu aliado, además de acoger a cuantos cientos de miles de musulmanes quieran alojarse en tu país, casi prefiero olvidarla.
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