El presidente de Siria, Bashar Al Assad, ha abandonado esta madrugada la capital, Damasco, tras la toma de la ciudad por parte de insurgentes islamistas liderados por el Organismo de Liberación del Levante. Sin embargo, su destino es incierto después de que el avión en el que viajaba desapareciera del radar en una zona cercana al norte del Líbano.
Datos de la página Flightradar24.com revelaron que el avión despegó del aeropuerto de Damasco en un rumbo que inicialmente generó especulaciones. Aunque se asumía que el líder sirio podría dirigirse a Moscú, aliado clave de su régimen, el trayecto parecía apuntar hacia Turquía, un país que ha respaldado a los insurgentes en su lucha contra el gobierno sirio.
A medida que la aeronave alcanzaba la altura de Homs, un punto estratégico que conecta Damasco con la costa mediterránea, comenzaron a producirse movimientos sospechosos. El avión realizó giros inesperados, cambiando su trayectoria y regresando en dirección contraria hacia la capital siria.
Al sobrevolar la localidad de Jiplaya, el aparato inició un descenso abrupto, perdiendo 6.700 metros de altitud en cuestión de segundos. Finalmente, desapareció del radar en una zona entre Balqasah y Al Rabwa, justo fuera del espacio aéreo libanés, en el norte de Akkar. Este incidente ha desatado sospechas de un posible ataque, aunque hasta ahora ninguna facción ha reivindicado un atentado.
El ministro de Exteriores de Turquía, Haka Fidan, declaró que Al-Asad está «probablemente fuera de Siria«, aunque se negó a ofrecer más detalles sobre su posible ubicación. Fidan también señaló que Ankara había intentado advertir al régimen sobre su creciente vulnerabilidad en los últimos días, sin obtener respuesta alguna.
El paradero de Al Assad se ha convertido en un tema crucial tras la caída de su régimen con la entrada de los insurgentes en Damasco. Aunque su huida supone un duro golpe para las fuerzas gubernamentales, su captura o eliminación representaría un punto de inflexión en el conflicto y un triunfo simbólico de gran impacto para los rebeldes islamistas.
Por el momento, la comunidad internacional sigue atenta al desarrollo de los acontecimientos, mientras las especulaciones sobre el destino de Bashar Al Assad alimentan las tensiones en una región marcada por la incertidumbre y el caos.