El cardenal Gerhard Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no ha ocultado su satisfacción por la reciente victoria de Donald Trump en Estados Unidos, dejando atrás a la demócrata Kamala Harris. En una entrevista con el medio italiano Il Tempo, Müller reveló que el fuerte apoyo de los católicos estadounidenses a Trump no fue ninguna sorpresa para él. Según el cardenal, «era evidente que las posturas sobre temas éticos jugarían un papel decisivo en el voto católico», destacando que Harris mantenía una postura «fuertemente antivida». Para Müller, el criterio recomendado es siempre «votar a políticos provida«.
Müller también lanzó críticas hacia la etapa de Joe Biden en la Casa Blanca, calificándola como un período negativo para los valores católicos. Según el purpurado alemán, «no basta con identificarse como católico si luego se promueven políticas anticristianas«. Para el cardenal, las acciones y palabras de un líder deben estar alineadas con los principios cristianos.
Ante una hipotética victoria de Kamala Harris, Müller advirtió que esto habría supuesto un avance hacia el totalitarismo, ya que, según él, la demócrata había manifestado su intención de limitar la libertad religiosa. Para el cardenal, el Estado «no es una institución divina y no estamos en este mundo para servirle».
Durante la entrevista, Müller recordó su encuentro con Donald Trump hace dos años en Estados Unidos, donde el expresidente le expresó su respeto por la fe católica. También mencionó su conversación con el vicepresidente JD Vance, quien le compartió cómo su conversión al catolicismo le ayudó a superar dificultades personales desde su infancia.
En relación a la inmigración, Müller adoptó una postura que se aleja del discurso de la Santa Sede. Subrayó que, aunque la Iglesia debe defender la dignidad de todas las personas, incluido los inmigrantes ilegales, no existe un «derecho a vivir donde uno quiera». En este sentido, defendió el derecho de los Estados a repatriar a personas que no se enfrentan a riesgos en sus países de origen, considerando que «intervenir en la inmigración ilegal no va en contra de los derechos humanos».
Müller también destacó que ayudar a los países en desarrollo es esencial, pero «no podemos asumir que toda la población de África se trasladará a Europa para resolver sus problemas». Para el cardenal, los Estados tienen derecho a defender sus fronteras y establecer normas para la inmigración legal, afirmando que es una cuestión distinta a la de salvar vidas en el mar cuando se enfrentan a emergencias.
Finalmente, Müller elogió a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, describiéndola como «una mujer clara y prudente» y defendió el derecho de Italia a «resolver los problemas de la inmigración masiva por medios legales».