Era hace muy poco, unos años, la mujer más poderosa del mundo, el líder más influyente de Europa, y su reinado parecía asegurado por muchos años.
Pero aunque Angela Merkel logró en las últimas elecciones al Bundestag evitar que su partido, la CDU, cayera a un segundo puesto, ahora confiesa que es incapaz de poner de acuerdo a otros partidos para lograr una coalición de Gobierno.
¿Qué viene ahora, un escenario como el español de hace poco, con nuevas elecciones anticipadas? Si así fuera -y no parece haber demasiadas alternativas realistas-, podemos estar ante el fin de la carrera de Angela Merkel.
El votante alemán, no precisamente famoso por sus veleidades electorales, parece haberse hartado del giro a la izquierda de la Unión Demócrata Cristiana y, sobre todo, de la desastrosa política migratoria de puertas abiertas de su canciller. Y Merkel se hunde en las últimas encuestas.
Una mayoría de alemanes consultados -el 54%- opina que no debería presentarse siquiera a la reelección, según una encuesta de Civey para t-online.de. Y solo el 38,5% querría volver a verla presentando su candidatura.
Según otro estudio, este de SPON para Der Spiegel, el apoyo popular de la coalición reinante entre la CDU y la CSU ha caído por debajo de un tercio, al 29,2%, el nivel más bajo alcanzado hasta la fecha.
Lo más llamativo de estos sondeos es que los rivales tradicionales de la CDU, los que se han repartido con los democristianos el poder en una alternancia que se retrotrae al fin de la Segunda Guerra Mundial, los sociademócratas, no solo no se benefician con este descenso del grupo rival, sino que bajan en una proporción similar. La popularidad del líder socialdemócrata, Martin Schulz, está en un 19,5%.
¿Crisis del modelo socialdemócrata de posguerra, como está sucediendo en tantos países?
Sí y no. No es el partido revelación, los calumniados ‘populistas’ de Alternativa por Alemania (AfD) los que están recogiendo el grueso de los apoyos que pierden los dos grandes. AfD ha ido ganando fuerza, pero lentamente, y en los últimos días ha sufrido una recaída.
No, los que más se están beneficiando en apoyo popular son los liberales y los verdes, que crecen un 1,7% y un 1,5%, respectivamente, en intención de voto.
En estricta teoría, no tiene por qué convocarse nuevas elecciones y Merkel podría seguir gobernando en minoría si así lo decide el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, después de que se hayan agotado todos los intentos de coalición estable.
O puede disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones en 60 días, que es lo que prefieren dos tercios de los votantes alemanes.
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Merkel, incapaz de formar gobierno dos meses después de los comicios