El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció ayer lunes que más de 1.000 miembros del grupo palestino Hamás están siendo tratados en hospitales de toda Turquía reiterando que no son terroristas: «Hamás es una organización de resistencia, más de mil de sus miembros están bajo tratamiento en nuestros hospitales», ha declarado en una rueda de prensa tras su encuentro con el presidente griego, Kyriakos Mitsotakis.
Allí, también lamentó que Grecia tuviese una opinión diferente de este movimiento y anunció que, pese a las discordancias, han acordado que la violencia debe terminar y que se necesita un alto el fuego a largo plazo.
Y es que Turquía y Grecia llevan mucho tiempo enfrentados por cuestiones como las fronteras marítimas, los recursos energéticos en el Mediterráneo oriental, los vuelos sobre el mar Egeo y la división étnica de Chipre. Sin embargo, ambos forman parte de la OTAN.
Hace dos días, valoró positivamente el anuncio de Hamás de querer llegar a un acuerdo y volvió a cargar contra Israel: «Hamás ha dado un paso crucial en el camino hacia un alto el fuego permanente«, afirmó Erdogan durante un acto con eruditos islámicos celebrado en Estambul.
El dirigente turco subrayó que «ha quedado claro una vez más quién está a favor de la paz y el diálogo y quien está a favor de seguir con los conflictos y el derramamiento de sangre«: «Bueno, ¿habéis visto alguna reacción seria frente la respuesta de (el primer ministro israelí, Benjamín) Netanyahu? No. Ni de Europa ni de Estados Unidos«, ha argumentado.
Cargó así contra los países occidentales «cautivos» del «lobby sionista», que han «cumplido las instrucciones a expensas de ir en contra de los valores que defienden» y de que «sus ciudadanos llenan las plazas semana tras semana pidiendo no participar en esta opresión». Además cuestionó que en esta situación se pusiesen a prueba «los valores que han proclamado durante décadas» organismos como la UE y al final se han «rendido» a Israel.