Las autoridades nigerianas estiman que 20.000 migrantes procedentes del país han sido capturados por bandas criminales y torturados cuando trataban de alcanzar la costa.
Hace algo más de seis años, el dictador Muammar Gadafi fue capturado y golpeado hasta la muerte por una turba de rebeldes después de que un ataque aéreo de la OTAN acabara con su caravana fuera de su ciudad natal de Sirte. Ahora, la percepción ha cambiado: poco antes de dejar la Casa Blanca, Barack Obama admitió que su mayor fracaso como presidente fue no pensar en las consecuencias de la intervención en Libia, después de la cual el país se vio sumido en el caos. El premio Nobel de la Paz, con la inestimable ayuda de Clinton, se dedicó a armar y financiar a decenas de grupos rebeldes, que después se han agrupado en clanes y han reclamado el poder en el país. Un escenario muy similar hubiera tenido lugar en Siria si finalmente hubiera caído el régimen de Bashar Al Assad.
«Mi peor error fue no planificar el día de después de la intervención en Libia, cosa que creo que había que hacer», afirmó entonces Obama.
Libia, la Libia que conocimos durante años, terminó con la muerte del tirano. Lo que pudiera parecer una incongruencia, pues las potencias occidentales encubrieron las Primaveras Árabes bajo el pretexto humanitario, se convirtió en una realidad a tenor de la situación actual del país. En realidad ya no existe país como tal, pues mafias migratorias y señores de la guerra se reparten el poder. En diciembre de 2015, y con la mediación de las Naciones Unidas, se formó un Gobierno de acuerdo nacional para intentar devolver la estabilidad y la paz al país. Sin embargo, este Ejecutivo, con sede en Trípoli, aún no ha podido consolidar su autoridad sobre el Estado, en donde existen varias facciones opositoras y otro Parlamento, con sede en Tobruk.
El país ha vuelto a la primera plana mundial tras un reportaje de la BBC que mostraba la venta de esclavos en mercadillos de todo el país. “200 euros los más débiles, los otros te los dejo en 500”. Secuestrados y vendidos como esclavos, este es el destino final de muchas de las personas que llegan a la zona para cruzar el mar Mediterráneo atraídas por las ofertas de las hampas.
La Unión Africana aseguró que va a actuar «inmediatamente» para repatriar a «3.800 migrantes» que se encuentran en Libia para cruzar el Mediterráneo a Europa por la situación «inhumana» que sufren.
«En coordinación con la Unión Europea (UE), la ONU junto con la OIM (Organización Internacional de Migraciones) vamos a establecer un Grupo de Trabajo para actuar rápidamente» y evacuar «a 3.800» migrantes de Libia, aseguró el presidente de la comisión de ese organismo, Moussa Faki Mahamat.
«Para involucrarnos es imprescindible que nos aseguremos de que las víctimas de esa terrible tragedia, fruto del peor cinismo humano, puedan volver a casa de forma segura», afirmó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Obama, sin embargo, ha preferido no pronunciarse al respecto. El expresidente estadounidense está de gira por Asia, pero ha rechazado todas las preguntas sobre la cuestión.
‘Son torturados y mutilados’
«Capturados, mutilados y cocinados». Así resumió Femi Fani-Kayode, exministro de Cultura de Nigeria, el destino final de los esclavos nigerianos que llegan a Libia.
Fani-Kayode lamentó y denunció la difícil situación de los africanos subsaharianos que llegan a la costa mediterránea con la esperanza de llevar una vida mejor en Europa, pero que son capturados y tratados como esclavos.
Fani-Kayode, que estudió leyes en la Universidad de Cambridge, aseguró que tres cuartas partes de las personas capturadas por bandas criminales y vendidas como esclavas en Libia en la región provenían del sur de Nigeria.
«Sus cuerpos fueron mutilados, sus órganos extraídos y luego son asados. ¡Asados vivos! Esto es lo que hacen los libios a los africanos subsaharianos que buscan un punto de tránsito hacia Europa. Los venden como esclavos y los asesinan, mutilan, torturan o los hacen trabajar hasta la muerte», denunció.
Fani-Kayode también criticó al presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, por no hacer lo suficiente para proteger a las víctimas. En este sentido, lamentó que Gadafi fuera derrocado, lo que creó un vacío de poder que ha permitido al crimen organizado prosperar en Libia.