La llegada de Donald Trump al Gobierno de los Estados Unidos ya se nota en la frontera. Febrero de 2025 se ha convertido en el mes con menor entrada de inmigrantes ilegales de los últimos 25 años (8.450), una caída del 94% respecto al dato registrado en 2023 (140.638). La Patrulla Fronteriza ha confirmado que esta cifra supone el nivel más bajo desde al menos el año 2000, cuando se inició el registro mensual público de estas estadísticas.
El descenso de cruces ilegales ya había empezado a descender en 2024, especialmente tras las restricciones impuestas por la Administración Biden y la mayor colaboración de México en el control migratorio. Sin embargo, la reducción se ha intensificado tras la toma de posesión de Trump en enero. Durante ese mes, los agentes fronterizos registraron 29.000 detenciones, una caída del 38% con respecto a diciembre. En febrero, la disminución fue todavía más abrupta, alcanzando el 70%.
Desde el equipo de gobierno de Trump, atribuyen esta caída a su política migratoria de «tolerancia cero». Entre las medidas adoptadas, destacan la aceleración en la deportación de inmigrantes sin permitirles solicitar asilo, argumentando que el país se enfrenta a una «invasión». La administración también ha desplegado efectivos militares en la frontera sur y ha ordenado el uso de aviones militares para agilizar las expulsiones.

A diferencia del gobierno anterior, el nuevo Ejecutivo ha eliminado el sistema implementado por Biden que permitía a los inmigrantes solicitar asilo a través de una aplicación móvil y ha reducido significativamente el procesamiento de solicitudes en los puntos de entrada oficiales. Además, está considerando reactivar el Título 42, una normativa sanitaria que permite la expulsión rápida de inmigrantes bajo el argumento de prevenir la propagación de enfermedades.
Pese al rápido impacto de estas políticas en la frontera, la situación en el interior del país sigue sin haber cambiado de forma sustancial. Trump ha prometido ejecutar la mayor operación de deportaciones en la historia de los Estados Unidos, pero el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no cuenta con la capacidad logística de llevarlas a cabo. Actualmente, sus centros de detención están operando al 117% de su capacidad, con más de 45.000 inmigrantes retenidos, de los cuales 20.000 fueron arrestados en la frontera.