Las teorĆas maltusianas pisan fuerte de nuevo desde hace unos aƱos bajo el paraguas del supuesto cambio climĆ”tico antropogĆ©nico. Lo que hasta hace unos aƱos eran postulados asociados a ideologĆas totalitarias como la nacional socialista alemana que supusieron la muerte de incontables personas, hoy se acepta cada vez mĆ”s dentro de determinados cĆrculos progresistas.
Ā«Somos una plagaĀ», Ā«somos un virus para el planetaĀ», Ā«vivimos demasiadas personasĀ» o Ā«nos estamos cargando el mundoĀ» son algunas de las frases que pueden leerse o escucharse cada vez mĆ”s a menudo en determinados cĆrculos y, especialmente, en los grandes medios de comunicación. La idea fuerza del clĆ©rigo anglicano Thomas Malthus del siglo XIX, considerado uno de los primeros demógrafos, fue que debĆa frenarse el crecimiento de la población del planeta pare evitar un consumo desmesurado de recursos. Hoy, en pleno siglo XXI, como argumentan falazmente muchos de corte progresista, esas ideas vuelven, pero envueltas en polĆticas climĆ”ticas y de control de población.
La promoción del aborto, incluso la eutanasia, es vista con buenos ojos por gran parte de los que se conocen como neomalthusianos. Camuflada bajo el eufemismo de salud reproductiva, es habitual verlo como una herramienta de control de población mÔs que como un supuesto derecho de la mujer a elegir sobre su propio cuerpo.
El problema se da cuando esta praxis puede entenderse como cientĆficamente recomendable para evitar la catĆ”strofe climĆ”tica, como asĆ estĆ” ocurriendo. En vez de hablar de problemas de teorĆas económicas, de graves desigualdades económicas o de globalismo, se habla sólo del problema numĆ©rico. Ejemplo reciente de esto es una entrevista en El PaĆs a Miguel Beato, cientĆfico de 83 aƱos y primer director del Centro de Regulación Genómica. Al ser preguntado sobre la evolución humana, responde esto: Ā«MĆ”s bien estamos creando malos genomas porque permitimos que todo el mundo, con el defecto que sea, miopĆa o lo que sea, se reproduzca y tenga hijos. Para la evolución es clave que el que no estĆ© bien preparado, casque y no tenga hijos. Si no, no hay evoluciónĀ».
El debate no es si esto es cierto o no (es innegable que los organismos que mejor se adaptan son los que sobreviven), sino el verbo utilizado: permitir. Continúa: «En principio nos sale a ganar, con el peligro de que somos demasiados. O sea, lo peor que ha aportado la medicina a la Tierra es que somos demasiados humanos. Somos una plaga y nos estamos cargando el mundo. El mundo no se lo cargan las especies salvajes, lo hacemos nosotros con nuestras fÔbricas, nuestras ciudades, que son una monstruosidad total, la negación de la naturaleza, la contaminación. Es una cultura que puede llevar al fin del mundo de esta especie y estÔ acercÔndose a eso. A largo plazo, salimos perdiendo».
Lo peor que ha aportado la medicina a la Tierra es que ha cumplido con su objetivo: sanar a los enfermos, mejorar la vida de los presentes y, en la medida de lo posible, alargarla lo mĆ”s posible. Seguidamente, introduce el mensaje malthusiano: Ā«Somos una plaga y nos estamos cargando el mundoĀ». Y luego aƱade un alegato contra el decrecimiento al tildar de Ā«monstruosidad totalĀ» las ciudades y las fĆ”bricas. Para terminar, mensaje fatalista como los que emite Greta Thunberg al referirse al cercano final de nuestra especie de continuar asĆ. Ā«HabrĆa que controlar la natalidad y reducir el nĆŗmero de humanosĀ», apostilla Beato a la consiguiente pregunta de la periodista.
Al leer este tipo de declaraciones en un medio generalista, es difĆcil no retrotraerse a los Estados Unidos del principio del siglo XX, aƱos en los que la eugenesia era la teorĆa de moda. Por aquel entonces, la esterilización selectiva para la supuesta mejora de la carga genĆ©tica era considerada un mĆ©todo para establecer un orden social deseable. La prĆ”ctica duró hasta 1979, mucho mĆ”s allĆ” del propio rĆ©gimen nazi alemĆ”n y eso que fueron los alemanes los que se inspiraron e imitaron esta prĆ”ctica estadounidense con supuesta base cientĆfica.
Lo que el cientĆfico Beato ha respondido en las pĆ”ginas de El PaĆs es un alegato a la eugenesia, no se sabe si voluntaria o involuntariamente. Lo que es un hecho es que esta prĆ”ctica fue defendida por figuras como Sir Winston Churchill, H.G. Wells, el expresidente estadounidense Roosevelt y la fundadora de Planned Parenthood, Margaret Sander. Es mĆ”s, en sus orĆgenes, este centro abortista se especializó en la reducción de población africana. Hoy, su prĆ”ctica es considerada progresista y deseable. Hoy, la eugenesia en todas sus formas, ya sea para la mejora de la especie o como mĆ©todo de reducción poblacional, tiene mejor prensa gracias a la teorĆa del cambio climĆ”tico antropogĆ©nico.