El partido Ley y Justicia (PiS), que gobierna con mayoría absoluta en Polonia desde 2015, sube en las encuestas y se consolida como primera fuerza con el 42% de los apoyos, pese a las constantes amenazas de la Comisión Europea (CE).
Según un sondeo del Instituto CBOS hecho público este lunes, un 42% de los polacos votarían hoy a PiS, lo que supone un incremento de cuatro puntos porcentuales con respecto a la última encuesta, realizada en julio.
Por detrás se sitúa el principal partido de la oposición, la fuerza de centro-derecha Plataforma Ciudadana (PO), con un 20% de apoyos, dos puntos porcentuales por debajo del sondeo previo.
En tercera posición quedaría el Movimiento Kukiz’15, con un 8%, mientras que la fuerza liberal Nowoczesna sería la cuarta más votada con un 6%.
El incremento de apoyos a PiS se produce pese a las constantes amenazas que el Gobierno polaco recibe de la CE desde hace meses y después de que Bruselas haya abierto un procedimiento contra Varsovia que podría acabar en la suspensión de los derechos de voto de Polonia.
La CE no tiene reparos en criticar alguna de las reformas impulsadas por Varsovia, en especial la reforma de la Justicia, la ley de medios de comunicación públicos y la reforma del Tribunal Constitucional.
‘¿Cuántas ciudades europeas tienen que sufrir ataques terroristas para que la UE despierte?’
Tras los ataques islamistas en Cataluña, el ministro del Interior polaco, Mariusz Blaszczak, pidió a la Unión Europea (UE) que «despierte» y admita que la política de recibir «a ciegas» a todos los inmigrantes que acuden a las costas europeas es un riesgo para la seguridad del continente.
«París, Estocolmo, Bruselas, Berlín, Manchester, Barcelona. ¿Cuántas ciudades europeas aún tienen que sufrir ataques terroristas para que la Unión Europea despierte?», dijo el ministro polaco, que también pidió a la Comisión Europea (CE) que reconozca que la actual política de inmigración es un error.
Blaszczak reiteró la oposición de Polonia al sistema de relocalización de los refugiados llegados a Italia y Grecia, una fórmula que Varsovia considera «errónea y una amenaza para la seguridad nacional», ya que no ofrece garantías para verificar la identidad de los inmigrantes.
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